“…se regodean en lujos que paga el miserable/ mientras en el Capotillo el hambre tiene hambre/El que le quita al pobre es el peor cobarde/ponle una cru a la puerta/ la calle ta que arde», Rita Indiana
Por más que el Gobierno y sus machucadores mediáticos se empeñaron en boicotear la convocatoria, la Marcha Verde de este domingo 16 fue un éxito rotundo.
El pueblo habló y más vale que lo escuchen.
Se trata de la más grande manifestación de masas que se haya registrado en la historia del país.
Decenas de miles, quizás cientos de miles de personas de todas las edades y estratos sociales se movilizaron desde todos los rincones del país para asistir a esta demostración cuya consigna recoge el sentir de todo un pueblo: Fin de la impunidad.
Una auténtica marea humana vestida de esperanza levantó su voz y en cada paso hizo sentir un solo reclamo: castigo para los corruptos y fin de la impunidad.
Esa sed de justicia es un sentir que todo el mundo ve y siente, menos aquellos que como dice Rita Indiana «la teta del pueblo la tiene gastá/chupando filete con lo que es de la gente».
La gente llana, no solo la clase media, por fin ha entendido que hay una relación directamente proporcional entre la corrupción y las precariedades en los servicios que debe prestar el Estado.
En vano, el Gobierno y sus aliados trataron de desmeritar a los organizadores de la protesta con todo tipo de artimañas.
Y cuando algún infeliz vocero de empresarios, que no empresario, dijo que le retiraban el apoyo al movimiento porque se había desvirtuado, el Gobierno y sus bocinas proclamaron a los cuatro vientos:
“Ya ese movimiento no va para ningún lado, los empresarios le quitaron el subsidio”. Pero el movimiento cogió más fuerza.
Ni siquiera el tema haitiano, “descubierto” a última hora, logró distraer o dividir a los manifestantes.
Esta Gran Marcha nacional ha sido bautizada como “la madre de todas las marchas”, por la multitud que acudió, pero sabemos que la cantidad de personas que simpatizan con los objetivos de la misma supera por mucho a los que van a marchar.
La razón es simple: el pueblo quiere justicia, quiere castigo para los corruptos y no allantes. ¡No más impunidad!
Y ante ese despertar de la gente, so pena de caer en el descrédito absoluto, el Gobierno no tiene más opción que actuar contra los corruptos de este y anteriores administraciones, como exige el manifiesto leído al final de la Marcha Verde de este 16 de julio, pues la sociedad dominicana habló y lo hizo en voz alta. Ignorar su reclamo es peor que prestarle atención.
Sin embargo, entiendo que en estos momentos hay gente pasando por una situación muy difícil, pues lograron encumbrarse política, social y económicamente gracias no solo a los sobornos y las sobrevaluaciones de las obras de Odebrecht, sino también a los Tucano, el CEA, la venta del barrio Los Tres Brazos, Bahía de Las Águilas, Sun Land, PEME, Bienes Nacionales, Oisoe, etc, etc, etc.
Porque como dice el proverbio hindú “quien cabalga sobre el lomo de un tigre, no se apea fácilmente de él”.