A pesar de que posiblemente nada del panorama político actual cambie de golpe, el surgimiento lento, pero sin pausa de todos los que conformamos la “Marcha Verde” y exigimos el fin de la impunidad, es un hecho importante en la historia social y de protestas en este país.
Es como un soplo de aire con cierta esperanza aunque nada cambie. No importa. Ya la sociedad parece despertar del sueño eterno de la corrupción de quienes se hacen llamar “patriotas”, reparten y parten este país por pedazos a sus intereses y amigos empresarios.
Hace unos meses alguien importante del Gobierno me dijo que a los fundadores de la Marcha les pagaban sectores interesados y opositores al corrupto gobierno de Danilo Medina.
Ese es el rumor que circula desde sus inicios. Le pedí pruebas, pero aún no las he recibido. Eso da igual, no importa.
En realidad, lo que realmente importa es que con dinero o sin recursos de por medio, estamos despejando la neblina de nuestros ojos en la que los políticos de este país desean que permanezcamos. A esa neblina complaciente, ciega e indemne que no siente ni padece. Pues no, todo cambió y la “Marcha Verde” debe continuar no importa quién esté dirigiendo el país.
En ese sentido, el gobierno de turno, perplejo ante la avalancha de indignación colectiva de esta fascinante “Marcha Verde” que explotó a raíz del caso de corrupción de Odebrecht, donde unos facinerosos se adueñaron si pestañear de US$92 millones gracias a sobornos, sobre evaluaciones y todo tipo de fechorías por las dimensiones internacionales del caso, no saben qué hacer ni cómo conducirse con relación a estas marchas de denuncia de tanto robo al Estado.
Cada vez que habla un ministro de Danilo Medina en contra del movimiento, el precio del pan sube!, se delatan ellos mismos….
La “Marcha Verde” que conforman muchos jóvenes valiosos de nuestra sociedad, intelectuales, periodistas de esos que aún se respetan y personas de toda índole donde nos une un factor común: finalización de tanta impunidad y cambio de la clase política gobernante.
Al parecer, necesitábamos un caso descomunal de corrupción como Odebrecht, como la última gota de paciencia de este país para exigir un cambio frente a tanta impunidad.
No me interesa saber el futuro del movimiento. Me siento entusiasmada con el presente, con ese surgir de esperanza aunque el cambio tarde en llegar.
El Presidente, mientras, continúa con sus “visitas sorpresas” que nada sorpresivo tienen, al otro lado tiene a una sociedad que se levanta en su contra y le exige justicia frente a tanto robo.
Él, continúa silente frente a la inmundicia fomentada por ellos mismos y se hunde en un fango de descrédito y permisividad que al parecer poco le importa.
Esta sociedad ya está levantada y 20 años gobernando y saqueando este país son suficiente!!! La “Marcha Verde” debe continuar!