Juan Mercado
En días pasados sostuve una conversación con Marcell Ozuna en la que me impresionó por su cambio de pensamientos. Ozuna reconoce que todos sus logros en la temporada pasada se deben al enfoque que le puso trabajo físico.
Eso no quiere decir que Ozuna era un vago, sino que al igual como le sucede a muchos jugadores, trabajan sin enfoques sobre las partes de su cuerpo que realmente necesitan trabajar.
Ozuna consiguió un buen preparador físico que se enfocó en mejorar las fuerzas de sus hombros y los buenos resultados no se hicieron esperar. Tuvo cerca de ganar la Triple Corona del bateo en la Liga Nacional, donde fue líder de jonrones (18) y empujadas (56), llegando tercero en bateo (.338) y un OPS de 1.067.
El dominicano, quien ahora busca un contrato multianual en la agencia libre, no quiso descuidarse ni un momento y decidió quedarse a seguir trabajando en Miami.
Todo el que vio a Ozuna se dio cuenta que está más fuerte físicamente, en especial en la parte superior de su caja torácica, hombros y cuello, claves para recuperar la velocidad de su swing que le permitió atacar como una fiera a los lanzadores contrarios.
Luego de ese despertar, aunque fue en una temporada recortada a 60 juegos, los bonos de Marcell se elevaron bastante. Las proyecciones de los expertos lo colocan en el carril para conseguir un contrato que oscila entre los US$70 a US$75 millones por cuatro años.
Su valor podría aumentar si el comisionado Rod Manfred aprueba la utilización del bateador designado a nivel universal a partir de la próxima campaña.
