Wilfredo Mora
Pimentel era una aldea comercial, con ínfulas burguesas, cuando nació Manuel Mora Serrano, en 1933. De padre autodidacta, nacido en Altamira, en Puerto Plata y su madre, una maestra rural, de Campeche Arriba, en la provincia Duarte, que es la ciudad fundada en honor al patricio Juan Pablo Duarte, y donde cada 26 de enero se lleva a cabo el desfile nacional en conmemoración al natalicio de Duarte.
La sección de Barbero de la común de San Francisco de Macorís, provincia Pacificador, paso a ser Cantón Pimentel, en honor al héroe restaurador Pedro Antonio Pimentel, instalándose oficialmente el día 27 de agosto, mediante la Ley del 8 de Agosto, de 1898.
Dice Mora Serrano, en recuerdo de aquella infancia de aquel sitio: “Somos hijos de los rieles”. Y cuando el tren dejó de pasar y vino el tiempo duro de la crisis, el lugar se volvió inhóspito, luego llegó la carretera. Era 1939, año del estallido de la II Guerra Mundial, que arruinó a tantos mundos en América Latina y, en general, en todas partes.
Dicen los historiadores de Pimentel que, desde antes, aquella comarca sirvió de camino desde Sabaneta a Santo Domingo, cuando era una sola calle larga y llena de comercio por el que pasaron grandes figuras, entre ellas, Alejandro Ayuso, abuelo del poeta Juan José Ayuso, o Manuel Gatón Richiez, padre del poeta Freddy Gatón Arce.
En aquel mundo se fraguó el carácter de Manuel Mora Serrano. Fue articulista en el vespertino El Nacional, bajo la gestión y dirección de su amigo Freddy Gatón Arce, quien dirigió el periódico desde septiembre de 1966 hasta julio de 1974. En ese mismo tiempo mantuvo una columna cultural muy importante a la que tituló “Revelaciones”.
Escribió una interesante trilogía de novelas o noveletas, como él mismo prefería decir, entre 1973 y 1985: ‘Juego de dominó’, ‘Goeíza’ y ‘Decir Samán’.
De esa época data el desaparecido Premio Siboney que le fuera otorgado, en 1979.
En 1987, publicó la fabulilla ‘Cuando Dios oye a los pobres’, y en 1993, ‘Cucarachas’, en que critica la corrupción de los políticos y lo compara con esos blatodeos.
En el 2000 publica ‘Antología de Domingo Moreno Jimenes’, a quien había conocido en 1973, en la casa de Altamira, el hogar de su padre. Y en Sabaneta, que era el hogar de la madre de Domingo Moreno Jimenes, explica por qué de su paso por esas tierras.
En esta antología poética queda registrado que el insigne poeta postumista fue declarado patrimonio cultural viviente, por la Oficina de Patrimonio Cultural; un Doctorado Honoris Causa, en 1985; y en 1986, recibió el Gordo del Año, siendo el año en que falleció.
Manuel Mora Serrano, fue un gran escritor del vanguardismo en su primera etapa; pasó luego a ser un defensor del Postumismo.
Fue abogado y ejerció varias funciones dentro del Poder Judicial y del Ministerio Público en San Francisco de Macorís.
En el 2021 se le concedió el Premio Nacional de Literatura. Es un galardón que se otorga a quien ha tenido una exitosa carrera de escritor, o que ha dado muestra fehaciente de haber alcanzado el punto más alto en su vida literaria.
Muere Manuel Mora Serrano a los 90 años de edad, en Santo Domingo, junto a sus familiares y amigos.
