Yo estoy abrumado por la vieja, nociva y antojadiza ponzoña que cierto mundo mantiene clavada en la anatomía de la República Dominicana desde el mismo día del nacimiento de esta.
Si nosotros hubiésemos vapuleado alguna vez a un débil vecino, como vapuleara USA a México, o como el mismo Haití en su momento lo hiciera contra nosotros, estaría relativamente justificado el caprichoso error que ese mundo se empecina en cometer contra la patria de Duarte.
Pero resulta que República Dominicana nunca ha penetrado en Haití ni le ha quitado una sola pulgada de su territorio, sino que, al contrario, le cedió gratuitamente su antigua e hispánica provincia de Hincha en un gesto de fraternidad tendiente a alivianarle el peso de la subsistencia a ese hermano país.
Haití tiene 27,750 km2 de extensión territorial, casi igual que Bélgica y mucho más que Jamaica, Líbano, Puerto Rico y Chipre, por solo citar algunos.
Es cierto que la densidad poblacional de Haití es de aproximadamente 407 personas por km2, mientras que la de RD es de solo 208 personas por km2.
Sin embargo, los dueños del mundo, esos de la ponzoña con que quieren anular a RD bajo alegatos dizque “humanitarios”, pretenden ignorar, ex profeso, que la densidad de Canadá es de 4 personas por km2, la de Brasil es de 24, la de Venezuela es de 34, la de USA es de solo 35, la de Francia es de 100 y la de Cuba es de 102, todas sustancialmente más bajas y más resistentes que la de RD.
¿Por qué, entonces, esos aventajados países no recogen, entre todos, unos cinco o seis millones de sus hermanos haitianos y se los llevan a trabajar en sus predios, acogidos a las mismas razones humanitarias con que quieren sembrarlos en RD?
Es que, al parecer, no saben hacer nada sin hacer daño a otros pues si se llevaran siquiera cinco millones, la densidad poblacional de Haití descendería ventajosamente y se colocaría en alrededor de 227 personas por Km2 lo cual podría traducirse en gran alivio material para los hijos de Toussaint y en un sublime bienestar espiritual para sus misericordiosos y pudientes padrinos a los cuales el Cielo sabrá recompensar debidamente.
Quiera Dios que los dominicanos mantengamos la “guardia en alto” durante todo el 2017 y lubriquemos permanentemente nuestras razones defensivas.