Santo Domingo.- Cinco décadas después las secuelas de los remanentes de la dictadura trujillista aún continúan dejando huellas imborrables de las pérdidas de hombres y mujeres valiosos.
El vil asesinato llevado a cabo por sicarios comprometidos con el régimen trujillista significó la consumación de una sentencia que hacía tiempo pesaba sobre el apellido Mirabal, en las figuras de las Muchachas de Salcedo.
Para Manolo Tavárez Mirabal, el menor de los hijos de Minerva y Manolo, “esta generación no tiene la capacidad de imaginarse lo que era esta dictadura, es que el hecho de simplemente conversar o expresar libremente alguna idea era impensable en esa era; ya tu puedes imaginarte que entre hermanos nadie se atrevía hablar acerca de lo que pensaba, puesto que “las paredes escuchaban”, hasta ese punto era el nivel de terror sicológico y persecución que se vivía en la época.
Asimismo, manifiesta que “el pueblo dominicano debe sentirse orgulloso de nuestras heroínas, porque aunque no se han alcanzado en su totalidad los objetivos por los cuales empezó la lucha, sus esfuerzos no han sido en vano”.
“Uno no debe cansarse de luchar y de esperar, pues el país necesita que se irrumpa en función de esos objetivos patrióticos”, aseguró Tavarez Justo.