La familia debe ser el lugar donde niños y adultos se sientan cómodos y apoyados, además de protegidos y comprendidos. Sin embargo, en ocasiones no sucede así, y no están los involucrados conscientes de que están viviendo en una situación anómala.
En el ámbito familiar se presentan los malos tratos de manera muchas veces, inconsciente y difícil de detectar. Este trato inadecuado que no es más que violencia, puede ser sutil o manifiesto.
Cuando es sutil, es difícil de detectar y con frecuencia se vuelve una conducta normal en el seno familiar.
Esta situación afecta no solamente la estabilidad familiar actual, también a futuro, ya que principalmente los niños reproducirán esa conducta cuando formen sus propios núcleos familiares.
Es importante identificar cuando hablamos de malos tratos. Nos referimos a palabras insultantes, descalificaciones, indiferencia, desprecio, amenazas, humillaciones, abandono, descuido, castigos físicos o psicológicos, castigos alimenticios (cuando se priva de algunas comidas necesarias), bofetadas, golpes físicos en cualquier área del cuerpo y abuso sexual.
Este maltrato familiar puede ser de padres a hijos menores (maltrato infantil), entre las parejas, de uno de los miembros de la pareja hacia el resto de la familia, de hijos a padres (filioparental), hacia los abuelos y adultos mayores que integran la familia y hasta de un o varios miembros de la familia a los animales.
Identificar si se vive en situación de maltrato familiar y hablar de ello con su médico, pastor, familiar o amigo, para buscar soluciones, es lo que planteamos.
Todos tenemos derecho a preservar la integridad física, mental y emocional.