Los desechos plásticos hacen que se pierda el encanto de caminar por allí. JOSÉ DE LEÓN.
Santo Domingo.-En vez de espumas blancas, el vaivén de las olas del Malecón de Santo Domingo lanzaba ayer “plásticos” arrastrados por las escorrentías de ríos y cañadas, y fueron a parar a las costas del mar Caribe.
Por segunda ocasión luego de intensas lluvias, la zona de Güibia, el Fuerte San Gil y las vecindades del Monumento de Fray Antón de Montesinos se convieron en un “zafacón” de materiales sintéticos no degradables que la gente tira sin control en las fuentes de agua, desde suburbios y calles de la ciudad.
En la medida que se intensificaban las olas llegaban botellas, frascos, vasos y otros envases, sillas destrozadas, suelas de zapatos, entre otros artículos tirados como basura o arrastrados por las aguas.
Los mismos se conjugan con algas (lilas) bloqueándoles hasta la respiración a las especies acuáticas, que hacen vida en esos entornos.
Toneladas por año
Era visible la contaminación que impacta el ecosistema marino. Cada año ocho millones de toneladas de plásticos llegan a los mares, según investigación sobre los océanos realizada por la National Geographic.
Usuarios y visitantes de esos lugares de esparcimiento deploran la situación y reconocen a la vez el daño que inconsciente la gente ocasiona a la visual y el medio ambiente.
Sandy García, quien visita ocasionalmente el malecón, deploró el desastre ecológico y enseguida reaccionó, y encontró a los responsables.
“Los culpables somos nosotros mismos que compramos una botellita de agua y la tiramos en los contenes van a parar a los alcantarillados, nos quejamos de que la ciudad se innundó, y mira donde vienen a parar”, lamentó el joven residente en Manoguayabo. Dijo que hay que ir allí para ver dónde mueren los desechos.
Skarle Barruos, oriunda de Elias Piña, se quejó del “desastre”, ya que siempre que viene a la Capital pasa a fotografiarse en el lugar y esta vez no encontró grato el paisaje para fotos.
Jhonatan Pérez, profesor de Educación Física, dijo que la situación es crítica y perjudica la vida de las especies y la gente.
Situación repetida
— Sin solución aún
En junio 2019 la cantidad de plásticos que llegó allí tras intensas lluvias sorprendió de tal modo que la Organización The Ocean Clean up donó a RD el Interceptor 004 que evitaría esa contaminación en la costa del Caribe, pero el caso persiste.
