SANTO DOMINGO.-“En una sociedad como la de hoy, que un grupo está pautando valores donde el dinero es lo más importante, la meta es llegar al costo que sea y el ascenso social ya no es a través de la educación y formación, sino de la política o del matrimonio; los padres tenemos que ser más cuidadosos en la educación de nuestros hijos”.
Así lo afirma la directora ejecutiva de la Asociación Dominicana Pro Bienestar de la Familia (Profamilia) al participar en los Coloquios de EL DÍA, recordando que se crió en San Pedro de Macorís, donde eran “personas de clase media, no teníamos abundancia, pero teníamos lo esencial”, lo que el dinero no puede comprar.
Sentido social
Desde niña, Magaly tuvo mucho contacto con la cultura ‘cocola’, veía y sentía sus necesidades, carencias, discriminación, pobreza, abandono y falta de protección social.
Esa visión de cerca de la vulnerabilidad caló en ella y le desarrolló un fuerte sentido social.
Su deseo de cambiar el mundo le causó conflictos con su padre, que quería que ella estudiara Derecho, pero en ese tiempo fue más firme su preocupación por el problema de la paternidad responsable, las desigualdades de la mujer y su falta de acceso a la planificación familiar.
Estudiando Sociología en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, fue entrevistada por el periodista Aníbal de Castro, a quien le externaba su preocupación del gran número de hijos de las mujeres, declaración que fue escuchada por el doctor Orestes Cucurullo, quien la mandó a llamar para que trabajara con él en Profamilia, donde se inició como promotora en los barrios de Gualey, Guachupita y Katanga, orientando sobre sexualidad y reproducción.
Recuerda: “Los hombres me echaban, decían que iba a pervertir a sus mujeres, pues estábamos tratando un tema tabú, que era la sexualidad”.
Esposa y madre
“Para mí la familia ocupa un lugar muy especial y llena una parte afectiva de mi vida sumamente importante”, nos cuenta Magaly Caram, quien valora las enseñanza de sus padres, las cuales ha transmitido a sus dos hijos, María del Mar y Tabaré, frutos de su matrimonio con Francisco Álvarez Conde, fallecido hace ocho meses.
Destaca que su madre y Francisco fueron los grandes pilares y soportes de su vida profesional y gracias a ellos pudo combinar su vida personal y profesional.
Huellas sociales
Hechos que encausaron su trayectoria
—1— Con los jesuitas
Durante muchos años de su adolescencia se integró a los cursillos sociales de los sacerdotes jesuitas, que contribuyeron mucho en su formación social.
—2— Preocupación
Entendía que debía hacer algo para que las mujeres recibieran la educación y guía necesarias para planificar su futuro.