Mafias dominan boxeo ‘ameteur’

Mafias dominan boxeo ‘ameteur’

Mafias dominan boxeo ‘ameteur’

Dimaggio Abreu.

Oteando en la televisión el sábado último, nos encontramos con la transmisión de la primera velada final del Campeonato Mundial de Boxeo, disputado en Uzbekistán, lo cual nos motivó a abordar un tema que hace tiempo venía postergando: las mafias dominan el boxeo “amateur”.

Mientras peleaban el cubano Yoenlis Hernández y el brasileño Wanderley Pereira por el oro de los 75 kilogramos, por la pareja argentina (hombre y mujer) que conducía la transmisión nos enteramos de que el campeón de cada categoría se llevaba 200,000 dólares, el subcampeón 100,000 y los medallistas de bronce 50,000 cada uno.

Con el cubano como claro dominador de los primeros rounds, el narrador no dejaba de expresar sus dudas sobre el veredicto que darían los jueces, porque con éstos cualquier cosa es posible.

Tampoco dejaba de reiterar que bajo la tutela de la IBA (Asociación Internacional de Boxeo), que se supone de aficionados, en sus torneos permite la intervención de profesionales y aficionados sin distinción.

Una de las expresiones del referido conductor fue que en la velada pueden ver “desde profesionales hasta aficionados puros”, una barbaridad. Tal quedó reflejado con su crudeza en el combate de más de 92 kilogramos (Superpesado), que dirimieron el uzbeco Bahodir Jalolov (28 años) y el cubano Fernando Arzola López (20).

Señaló que Jalolov tiene 16 peleas como profesional (14-2) y está asentado en Estados Unidos, desde donde realiza su carrera profesional. En combate se notaba su clara superioridad y derribó al cubano, que terminó el asalto. El caribeño no salió para el segundo. Claramente, su esquina no quiso arriesgar la integridad de su muchacho y ya tenía asegurados 100,000 dólares.

El gran dinero que se paga a los medallistas en campeonatos regidos por la IBA, la irrupción de profesionales y las dudas sobre los veredictos de los jueces, son elementos inequívocos de que las mafias se adueñaron del boxeo ameteur, tal como con el de paga.

El boxeo dominicano es una víctima de esas mafias que se amparan, básicamente, en las decisiones arbitrales. Eso lo vivimos en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla 2018, en los Panamericanos de Lima 2019 y los Bolivarianos de Valledupar 2022.

En esos eventos de nuestro hemisferio, los dirigentes de países con mayor incidencia (histórica, poder económico y por la condición de anfitriones), conforman bloques que hacen casi imposible que un boxeador que no sea parte de esa mafia obtenga un veredicto favorable en una pelea cerrada.

Solo así se explica que la delegación dominicana, compuesta por hombres y mujeres, ganara 11 medallas en los CAC de Barranquilla y que ninguna fuera de oro, cuando varios de ellos tuvieron méritos para ello.

Pero resulta que el boxeo quisqueyano acude a esos eventos con el pecho desprotegido, amparado solo en la calidad de sus púgiles, pero sin ningún dirigente que ejerza presión en los organismos regionales de la IBA. Peor aún, se presenta sin un árbitro ni juez que pueda poner a pensar a sus colegas del bloque mafioso cuando les toque juzgar a los de su país.

Por tales mafias se dice que en el COI hay una tendencia que pretende sacar el boxeo de los Juegos Olímpicos. Y otra externa que contempla crear un organismo que sustituya la AIBA. Nos inclinamos por ambas tendencias.



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