Santo Domingo.-Las personas que viven con autismo perciben el mundo de forma distinta, por ejemplo, son más susceptibles a la luz y a las texturas, por eso el color y la temperatura de la luz que se utilice puede hacer una gran diferencia en el espacio que ellos utilicen en su rutina diaria.
Los especialistas definen el autismo como una alteración neurológica compleja que forma parte de los trastornos del espectro autista (TEA) y se presenta en cualquier grupo racial, étnico y social, siendo más frecuente en niños que en niñas.
Los síntomas pueden manifestarse en muchos niveles, hay quienes los presentan de forma leve y otros muy severa. Esta condición daña la capacidad de una persona para comunicarse y relacionarse con otros.
También está asociado con rutinas y comportamientos repetitivos, tales como arreglar objetos obsesivamente o seguir rutinas muy específicas.
Sus primeros indicadores se hacen evidentes alrededor de los 18 meses de edad, por eso es importante que los padres, madres y familiares cercanos manifiesten al pediatra cualquier observación.
El ambiente
Hugo Melgar, Lightning Designer de Sylvania, aconseja crear un entorno lo más claro y sencillo posible, para evitar distracciones o alteraciones en la conducta de la persona con autismo.
Agrega: “Como en muchos casos no perciben de forma correcta la tridimensionalidad del espacio y, si el entorno cuenta con mucha o poca luz o sombras y texturas pronunciadas, pueden sentirse en diferentes espacios o incluso perder sus puntos seguros dentro del lugar”.
Iluminación del entorno
Hugo Melgar explica que es necesario la utilización y aprovechamiento de la luz natural al 100 % siempre y cuando sea posible; si no es posible, se debe recrear la ambientación del espacio con tonalidades neutras, de lo contrario puede afectar alguna condición de fotohipersensibilidad en algunas personas con autismo.
Indica que se debe procurar no afectar su ciclo circadiano; siendo lo mejor controlar las temperaturas de color que estimulan al cerebro hacia estados de ánimo de relajación o actividad; en este sentido, se recomienda iluminación LED que tenga la capacidad de cambiar la temperatura de color desde un tono frío (luz del alba) hasta uno cálido (luz del ocaso) con luminarias que tengan la capacidad de adaptarse.