Muchas veces repetimos una frase y no nos detenemos a pensar el alcance y el significado de la misma. Se hace necesario el detenernos y ponernos dentro del escenario para poder visualizarlo y entender la importancia que reviste lo que nos dice la frase.
En múltiples ocasiones en la Biblia encontramos, de distintas maneras que Dios es luz en medio de las tinieblas; En Juan 1:5 dice: ¨Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él¨. La verdad es que cuando llega la noche y no tenemos luz y no sabemos el camino, encontrar una luz que nos ilumine es algo maravilloso, sumamente importante y hace la diferencia entre mantenernos erguidos o tropezar y caer irremediablemente.
Estamos viviendo en un mundo de oscuridad, lo cierto es que nunca terminamos de sorprendernos de los males que acontecen, porque cada día el más reciente supera al anterior para tristeza de muchos, consecuencia directa de la tendencia de llamar a las buenas costumbres, ¨anticuado o desfasado¨ y lo que es contra la naturaleza o contra los valores se le llama ¨tener derecho a decidir¨ y ¨eso está bien¨.
Es dentro de este desenfreno de oscuridad que tenemos que valorar la luz que representa Dios en nuestras vidas. Nada se compara con tenerlo a Él como guía, pedirle que pase colirio sobre nuestros ojos para poder ver el camino que nos lleva a la salvación y que su Palabra, que está sellada en nuestros corazones, nos llene de sabiduría y discernimiento para no dejarnos contaminar con el pecado y la confusión existente, y sobre todo, poder sembrar en nuestras familias esa luz que nos garantiza vida plena, amor inefable, valentía para enfrentar los retos y ser sal en la tierra, a lo cual hemos sido llamados.
No nos dejemos engañar, no es asunto de emoción o de seguir patrones de hombres; si lo que vemos no está de acuerdo a la Palabra de Dios, no nos involucremos. El asunto no es ir con la corriente, no nos dejemos seducir, en la Palabra de Dios está nuestro código de vida. Dejémonos llevar de la mano con Dios y seamos firmes en nuestras convicciones, créanme, el galardón de la fidelidad a Dios es grande. Cristo nos vino a dar luz, seamos portadores de la misma.
Hagamos de los valores una cultura en nuestro entorno, es nuestra responsabilidad sembrar amor, integridad y fe en Dios, es nuestra mejor herencia a nuestros hijos. El vacío existencial está acabando con muchas vidas, prioricemos y demos calidad de tiempo a nuestras familias, de nada vale tener todo el dinero que hemos soñado si no estamos plenos y no hemos ayudado a formar familias equilibradas.
La lucha contra la oscuridad espiritual que redunda en la derrota vivencial no la podemos ganar solos, lo podemos lograr dejando que Dios ilumine nuestro camino.