La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y en cualquier espacio de toda su extensión puede haber un lunar peligroso.
Los lunares aparecen por una razón: la exposición al sol. Aunque también los hay de nacimiento, y algunos hasta se consideran marcas de familia, eso no nos libra de cuidarlos minuciosamente porque estos, como los que aparecen en el tiempo, pueden dar paso a cáncer de piel.
Lamentablemente no hay un lugar específico para atender alguna sospecha, y es que la piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y en cualquier espacio de toda su extensión puede haber un lunar peligroso. Lo que sí podemos determinar en principio es la predisposición a tenerlos y en ello hay varios factores que influyen: el tipo de piel que tengamos, la condición genética, que va de generación en generación, y el cuidado que le demos a nuestra piel desde la niñez hasta la adultez.
La doctora Karolina Landaeta, especialista en medicina estética, explica que dependiendo del fototipo de piel que tengamos, sea tipo I en la escala de Fitzpatrick, que es muy blanca, o tipo V o VI, que son muy oscuras, vamos a tener más o menos melanocitos, una célula muy importante que compone la melanina, que es la que determina la coloración de la piel.
“Es como si habláramos de unas sombrillas que tenemos en la piel que nos protegen del sol, mientras más oscura la piel, más melanocitos tiene, es decir, más sombrillas. Mientras menos melanocitos, más blanca es la piel”.
Lo importante es que con esto podemos predisponer que todas las personas con fototipos I y II, que son muy blancas, tienen menos protección al sol que las personas que son más oscuras, con lo cual son más propensas a sufrir quemaduras y a la aparición de lunares en su piel, que no tienen nada que ver con los lunares rojos los cuales, aunque son benignos, pueden dar pistas de otras enfermedades.
Sin embargo, la especialista destaca que todos -independientemente del tono de piel- debemos cuidarnos, porque en todos los casos el órgano sufre y padece los daños que el sol puede ocasionarle.
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“Por lo menos una vez al mes debemos revisar no solo el rostro, sino toda la piel, desde la punta de los pies, hasta el cuero cabelludo. De hecho, uno de los exámenes médicos más exhaustivos que hay es el del dermatólogo, que debe revisar toda la piel para detectar algún lunar sospechoso”, recomienda la experta.
El abecedario de los lunares
Para determinar el tipo de lunar, y revisar si hay probabilidades de cáncer de piel, los médicos -dermatólogos o no- usan una regla llamada el ABCDE de los lunares o los nevus. Es una mnemotecnia internacional que ofrece 5 claves para determinar si un lunar puede ser sospechoso o no, dice Landaeta.
- Asimetría. Es la primera señal a revisar. Si tomamos una regla y dividimos el lunar por la mitad debe ser igual en sus dos partes, hay que observar si sus bordes son simétricos o no. La asimetría en un lunar es una bandera roja para un lunar sospechoso.
- Bordes. Si los bordes son irregulares, es un llamado de atención para un lunar sospechoso. Con lo cual se recomienda ir al dermatólogo de inmediato.
- Coloración. Si el lunar tiene dos o más colores, también es una alerta para visitar al especialista porque usualmente los lunares benignos son de un solo color.
- Diámetro. Si un lunar es de un tamaño mayor a 6 milímetros hay que poner atención porque puede que exista un melanoma.
- Evolución. Si el lunar cambia en su tamaño, cambia de color, pica, duele, molesta, hay una evolución. Esto también nos debe llevar al dermatólogo.
Asimismo, características extrañas en los lunares, como que sean ásperos, o tengan puntitos de sangre, deben alertarnos también. “Todas estas características hay que atenderlas para descartar, puesto que un lunar puede ser solo la punta del iceberg de un cáncer de piel importante que al ser diagnosticado a tiempo se pueda curar”.
Tipos de cáncer de piel
La doctora Landaeta especifica que hay tres tipos de cáncer de piel que son los más comunes y aunque tienen características que determinan los especialistas, es importante saber de qué se trata cada uno para incluso poder reconocerlos.
El carcinoma basocelular, es el menos peligroso. Aparece en las áreas donde hay más exposición solar y puede verse como un bulto. Es de los menos invasivos y no se extiende a otras partes del cuerpo y dependiendo de la capa de la piel en el que esté se extrae y listo.
El epidermoide es la forma más frecuente del cáncer de piel, pero no es tan dañino. Pacientes que presentan frecuentemente este tipo de cáncer, son los calvos, puesto que esa zona de la piel suele estar muy expuesta al sol.
El melanoma es un tipo de cáncer mucho más agresivo porque se profundiza mucho en la piel y puede movilizarse a otras partes del organismo generando metástasis en otras partes. Si se diagnostica a tiempo es curable.
“Si bien se habla de que personas que trabajan al aire libre, o en el mar, que han estados expuestos al sol toda su vida pueden ser más susceptibles a un cáncer de piel, también quienes sufrieron una quemadura solar en la infancia, o personas que tienen historial de cáncer de piel, también pueden ser propensos”, dice Landaeta y agrega que incluso la costumbre que tienen muchos europeos de exponerse directamente al sol durante los meses de calor como acumulando lo que no recibieron durante los meses de frío, puede ser muy peligrosa.
5 medidas de prevención
La doctora Landaeta destaca la importancia de la prevención, y que esta debe comenzar con los más pequeños. Pero además existen recomendaciones que todos podemos -y deberíamos- seguir con el objetivo de prevenir la aparición lunares, así como de manchas en el rostro, las cuales empeoran cuanto más sol reciben.
- El factor de protección. Lo recomendable es usar protectores solares con FPS 50 o mayor y reaplicarlo cada dos horas o menos si estamos nadando o sudando.
- Acción gradual. En vacaciones solemos lanzarnos al sol y exponernos por mucho tiempo. Es conveniente dejar que la piel se acostumbre al sol gradualmente y siempre con protección e insistir en hacerlo en horas en las que es menos intenso.
- El horario. Evitar los horarios entre 11 de la mañana hasta las 3 de la tarde, cuando los rayos del sol son más intensos y aún así debemos usar protector porque el sol de las cinco de la tarde en verano, también actúa sobre la piel.
- Tipo de piel. Todos debemos protegernos del daño solar, pero si la piel se enrojece, o se quema fácilmente, debemos evitar al máximo la exposición directa al sol. Además, es aconsejable usar frecuentemente ropa con protección UV, sombreros y lentes oscuros.
- Bronceado artificial. Debemos tener cuidado en las cabinas solares. Estas también pueden afectar la piel del mismo modo pues emiten radiación UV.
Adicionalmente, la Clínica Mayo ofrece directrices específicas con respecto al uso del protector solar, recomendando usarlo todo el año, no solo en los meses más asoleados. Además recomienda aplicarlo 30 minutos antes de salir al aire libre incluso en los días nublados y usarlo generosamente.
FUENTE: Portal Yahoo Noticias