Brasil. – El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó este miércoles que el país “no puede aceptar” que el crimen organizado siga imponiendo su poder en las comunidades, luego del operativo policial más letal en la historia reciente del país, que dejó al menos 132 muertos en Río de Janeiro.
A través de un mensaje publicado en X, Lula instó a combatir el narcotráfico “sin poner en riesgo la vida de policías, niños ni familias inocentes”. “No podemos aceptar que el crimen organizado continúe destruyendo familias, oprimiendo vecinos y esparciendo drogas y violencia por las ciudades”, expresó el mandatario, quien llamó a un “trabajo coordinado” entre los distintos niveles del Estado para atacar las estructuras delictivas.
La operación, realizada una semana antes de la apertura de la COP30 en Belém, tenía como objetivo debilitar al Comando Vermelho, el grupo criminal más poderoso de Río de Janeiro. Según el último balance oficial, hubo 119 muertos, entre ellos 115 presuntos delincuentes y cuatro policías.
El gobernador de Río, Cláudio Castro, calificó el operativo como un “éxito”, asegurando que las víctimas mortales eran “criminales” y que no hubo civiles entre los fallecidos. “El conflicto fue en el bosque. No creo que hubiese nadie paseando por allí durante un día de enfrentamiento”, sostuvo el funcionario, cercano al expresidente Jair Bolsonaro.

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Sin embargo, organizaciones humanitarias y la ONU criticaron la actuación de las fuerzas de seguridad por el alto número de muertes y denuncias de ejecuciones extrajudiciales. Vecinos de la zona reportaron escenas de extrema violencia y relataron que algunos cuerpos presentaban tiros en la nuca o por la espalda.
El ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski, viajó a Río para reunirse con el gobernador y ofreció apoyo federal para enfrentar la crisis de seguridad.
En medio de la polémica, el juez de la Corte Suprema Alexandre de Moraes solicitó explicaciones formales al gobernador Castro y lo citó a una audiencia el próximo lunes para esclarecer las circunstancias de la operación.
El episodio ha reavivado el debate sobre el uso de la fuerza en las favelas brasileñas y la necesidad de estrategias de seguridad que no repitan los patrones de violencia que han marcado la historia reciente de Río de Janeiro.