Santo Domingo.- Durante su concierto el pasado 18 de enero en la República Dominicana, el público esperaba que Luis Miguel se excusara o al menos saludara al público dominicano, pero el artista solo se limitó a cantar. Esa podía haber sido la única queja.
Según la periodista Rosalina Marrero-Rodríguez, de Primera Hora de Puerto Rico, la noche del lunes, cuando ofreció el segundo de tres conciertos en el Coliseo de Puerto Rico, Luis Miguel se mostró contento, divertido, constantemente tuvo gestos para agradar al público. No fue el hombre frío que muchas veces proyecta ser en sus pocas apariciones públicas.
Y sí habló. “Vengan conmigo Puerto Rico / Arriba, conmigo Puerto Rico”, dijo. Fueron expresiones tan breves como espontáneas en un momento de gran exaltación desde el escenario hacia el público y viceversa.
Ahora bien, Luis Miguel reconoce sus límites. Ya no se lanza a los tonos altos o agudos con los que conquistó en aquellos discos de “Romance” entre de los años 1990 e inicios del 2000.
La periodista borícua continuó escribiendo: «Tiene nuevos arreglos que lo mantienen en unos tonos graves que puede manejar sin temor a fallar. Acerca y aleja constantemente el micrófono y así mismo juega con su voz, la cual no deja de ser limpia y muy distintiva. Utiliza también la estrategia de girar el micrófono para que sea el público el que se esgalille mientras él asegura su garganta».