Desde los albores de la humanidad, hemos denominado lugares como sagrados, ya sea por su significado espiritual y/o religioso, histórico, de memorias de dolor o legados de amor.

Lugares impregnados muchas veces del misticismo, que son símbolos de respeto y devoción. Allí se permite el paso con las vestimentas que impliquen lo antes mencionado, en ocasiones los pies descalzos. La pureza, la limpieza, la actitud de reverencia se destacan. Dependiendo de sus creencias cada quien vivirá una experiencia distinta.

Hay un lugar que no se sitúa en ningún punto geográfico. Pero que todo el que tiene condición humana lo posee. Es un altar mayor, el que no siempre hacemos conciencia de ello. Prístino, donde habita el real Ser, el que cuando amamos incondicionalmente lo entregamos en su totalidad. El que dotado de vulnerabilidad nos hace sensibles y Uno con toda la humanidad. Ese lugar sagrado es tu corazón.