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Lucy convirtió su situación difícil en oportunidad avanzar en la vida

Teresa Casado Por Teresa Casado
Lucy convirtió su situación difícil en oportunidad avanzar en la vida
Lucelenia Ramos en el proceso de tapizar una parte de un silla de comedor. Duanny Núñez.

SANTO DOMINGO.-Cientos de mujeres convierten sus dificultades en oportunidades para avanzar en la vida, como ocurrió con Lucelenia Ramos, que con dos hijos, recién separada de su pareja en ese entonces, y con el apoyo de una amiga que tenía un taller de tapicería, les enseño sus primeros pasos para entrar a ese mundo.

Lucy, como todos la conocen, narró que en 1994, sin empleo, pero con el deseo de aprender, empezó a asistir a un taller ubicado en Villa Mella, y de inmediato logró inscribirse en el Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional (Infotep) para perfeccionarse en las labores de tapicería, logrando así ser una de las “Mujeres Valerosas”, ya que el pasado día 8 de marzo se conmemoró el “Día Internacional de la Mujer”.

Lucy, cosiendo en la máquina un forro para un mueble.

En ese momento, una amiga y hermana en Cristo, siendo guiadas por una profesora de tapicería del referido centro de estudios, pero con pocas herramientas, instaló un taller donde comenzó a realizar los primeros trabajos. Recordó que su primer trabajo de tapicería fue las sillas de un comedor, que la dueña se quedó encantada.

“Ese primer trabajo fue mi bendición, Gracias a Dios, porque producto de ese trabajo comenzaron a venir muchos”, dijo al indicar que esa clienta la recomendó con otros y llegaron más.

Su amiga cosía los forros de los muebles y de otras piezas, y ella tapizaba, cuando utilizaba material como la tela en vinil, que tenían que utilizar la fuera entre ambas coordinaban para tapizar.

A pesar de que fue un tiempo difícil, se presentaron oportunidades que aprovechó, con lo cual sustentaba a sus dos hijos, que ahora son los mayores.

En ese momento, el trabajo del taller lo realizaba conjuntamente con la atención de sus hijos, que estaban en la escuela y era ama de casa. “Yo no podía descuidar ninguna esas responsabilidades y compromisos”, manifestó tras asegurar que, a pesar de las dificultades, sus inicio no fue malo.

Su esposo, Juan Burgos, taller Buena Vista, Villa Mella, en SDN.

Mencionó que una de las adversidades que tuvo era que tenía que trabajar y a la vez ser ama de casa. “Pero siempre le eché muchas ganas, para seguir adelante”, expresó tras decir que recibió el apoyo de su madre y otros familiares.

“Luego me pasó algo maravillo, conocí un caballero que hoy es mi esposo, Juan Burgos, con él tuve cuatro hijos. Tenemos 23 años juntos, ese tiempo tiene él siendo tapicero”, manifestó tras decir que tiene seis hijos.

Integra a su esposo
Lucilandia decidió enseñar a su esposo a tapizar porque se la situación se dificultó al salir embarazada, y su amiga decidió no seguir.

Ella tenía que seguir el trabajo de tapicería, y al mismo tiempo enseñarle para que ayudará con los encargos. “Yo estaba embarazada, me sentaba en ese escalón para realizar los trabajos de tapicería, eran épocas calientes de diciembre.

Me sentaba ahí (señalo unos escalones) y yo tapizaba los comedores”, dijo tras expresar que ella tapizaba sillas de comedores y él elaboraba los muebles. “Fue fácil, pero a la vez fue muy difícil porque era una tremenda barriga”.

Dijo que al poco tiempo salió embarazada de un varón. El embarazo fue complicado y delicado, por lo que tuvo que contratar un ayudante, ya que no tenía fuerza para coger ni utilizar la pistola de grapas. Después, no podía realizar trabajos hasta que terminara el proceso de embarazo y el reposo reglamentario.

Al pasar el periodo, se incorporó al trabajo en el taller de tapicería, donde cosía en una máquina de coser casera los forros de los muebles.

Diez años después de tener el referido taller, adquirió una máquina de coser industrial, por la falta se tenía limitaciones para hacer los cojines versión americana, que son los que llevan pavilos y tapa, caminitos, entre otras cosas.

Luego el ayudante, se fue y llegaron otros, pero siempre se iban a talleres grandes. “Eso me alegraba porque iniciaban su aprendizaje en mi taller”, expreso.

Otra preparación
Ella se mantiene preparando en otras áreas como costuras, elaboración de cortinas, cojines entre otras cosas que se suman al trabajo que realiza desde 1994, que con orgullo narra su experiencias porque a través de esa labor sustento a sus hijos y sus estudios.

Exhorto a las jóvenes que estudien en las escuelas laborales del Estado, que son gratis.

En los caminos conoció mujeres algunas con una discapacidad, que estudiaban en la escuela laboral.

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