Los Webinar

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Los Webinar

David Álvarez Martín

Una de las realidades que la pandemia ha impulsado es el uso intensivo del Internet. No podemos imaginar cómo sería vivir este distanciamiento social y reclusión en nuestros hogares sin esa tecnología.

El teletrabajo, la educación virtual, el contacto permanente con amigos y familiares, la difusión de ideas sobre la misma pandemia (médicos, sociólogos y filósofos han hecho su agosto), el deleite de la poesía, la lectura de e-books y las conferencias de todo tipo (Webinar), han llenado nuestra agenda personal e institucional con mayor intensidad que cuando hacíamos todo eso presencialmente.

Millones y millones de personas pasan sus días sentados frente a un dispositivo conectado al Internet, y solo se levantanpara sus necesidades básicas y dormir. Las implicaciones que esto tendrá en la salud física y mental de quienes nos hemos sometido a esa disciplina espartana estará por verse en los próximos años.

Los niveles educativos y económicos determinan -pienso en la sociedad dominicana- cuan involucrado está un sujeto en esa nueva cotidianidad centrada en la web. Para la inmensa mayoría su único vínculo con ese mundo es el uso de alguna red social y por “paqueticos”, incluso hay un gran grupo, los más pobres, que simplemente están fuera de ese mundo virtual.

La disposición a correr riesgos saliendo a la calle para “juntaderas” está determinada por cuanta vinculación tiene la persona con la web (por tanto a preferir seguir en casa conectado) y libar alcohol en grupo. Aristóteles me hubiese indicado que al ser nosotros esencialmente animales sociales se nos dificulta el aislamiento, pero él no sabía cuan conectados podemos estar por algo llamado la red de redes.

El Webinar (o conferencia web o conferencia en línea) existía desde hace años pero no había logrado desplazar a las conferencias presenciales. En el mundo de los negocios y la academia, del arte y la cultura en general, se invertía miles de millones de dólares anuales en viajes aéreos y alojamientos en hoteles para reunir gente en encuentros de diálogo, conferencias, congresos, disertaciones, etc. Puedo evocar más de un centenar de ocasiones en que he participado en la planificación de eventos donde hemos traído al país a conferencistas y participantes por una actividad que ha durado horas solamente.

Un viaje desde Europa que sumado el tiempo en avión de ida y vuelta representa no menos de 20 horas para dar una o dos conferencias que no suman 5 horas, era muy común, nos parecía totalmente “normal”.

Con la ruptura de las conexiones aéreas y la necesidad de seguir vinculándonos por diversos motivos (además de llenar el tiempo de ocio enclaustrados) se ha desatado una oleada inmensa de webinarios (que me perdone Fundéu Guzmán Ariza si peco contra el castellano) sobre todos los temas imaginables y las lenguas más comunes en el planeta. Algunos son cerrados, por invitación, y otros son libres, para todo el que quiera asistir, incluso muchos son dejados luego en internet para quien desee verlos y escucharlos diacrónicamente.

Las calidades son diversas, desde sólidos peritos hablando de lo que han investigado por décadas, hasta estultos gastando saliva sobre sus filias y fobias, por lo que el criterio personal juega un papel central en la escogencia de verlos. Dime que Webinar ves y te diré quien eres.

Más allá de la dificultades técnicas inevitables (¡esto es en vivo!) y los ángulos de cámara centrados en fosas nasales o frentes con mucho o escaso cabello, los Webinar nos permiten interactuar -cuando escogemos bien- con personas de todo el planeta tratando de temas substanciales, fuera por ocio, negocios o educación.

Cuando acabe este encierro indudablemente volverán los viajes para eventos pero serán mejor evaluados con relación ainversión-resultado. Muchos preferiremos escuchar una tarde aquí (noche en Madrid o Barcelona) a un conferencista tratar sobre un tema relevante mediante un Webinar, y no gastar tres o cuatro días de viaje para lograr lo mismo. Más no seamos hipócritas, siempre es delicioso una noche de tapas en una de las capitales españolas bajo la excusa que fuimos por nobles motivos empresariales o educativos. El turismo de eventos no morirá, pero los Webinar llegaron para quedarse.



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