Los valores no han muerto

Los valores no han muerto

Los valores no han muerto

Llama la atención ver en las redes sociales cómo se está compartiendo una imagen de luto con la frase: “los valores han muerto”.

Esa reflexión la están haciendo los ciudadanos y ciudadanas ante tanta saturación de noticias violentas y malos ejemplos de personas públicas que se convierten en los protagonistas del día a día.

No, los valores no han muerto porque aunque se haya convertido al “Querido” en un personaje estelar, y muchos entiendan el irrespeto y la infidelidad como normales en los dominicanos, hay miles de hombres fieles que aman a sus mujeres y se lo demuestran con su lealtad, solidaridad, y que son compañeros de vida para ellas, no machos que para ser hombres tienen que tener una segunda base o hasta cinco.

Los valores no han muerto porque aunque exista delincuencia, la mayoría de jóvenes está luchando por labrarse un futuro de esperanza, estudiando en la UASD, en universidades privadas, politécnicos y en liceos cuyas aulas están repletas de deseos de aprender y superarse.

Los valores no han muerto porque aunque haya indolencia en los hospitales, también hay médicos humanos que sienten el dolor del otro y hacen lo imposible por sanar enfermos y salvar vidas.

Los valores no han muerto porque aunque algunos políticos son cuestionados, también hay muchos que cumplen su función de servicio al pueblo y, además de sacrificar su tiempo y su familia, también sacrifican su honra en un sistema en el que el quítate tu pa’ ponerme yo mata famas y reputaciones.

Los valores no han muerto porque aunque hay padres sinvergüenzas, también los hay que asumen su paternidad de forma responsable y dedican su vida a sus familias y a trabajar para sacar adelante a sus hijos e hijas aun en barrios donde el microtráfico y la vida fácil intentan pervertir a las nuevas generaciones.

Los valores no han muerto porque los hombres y las mujeres serias, honestas, solidarias y responsables, no han muerto, están vivas en nuestras familias, en las empresas, en las instituciones públicas y en la sociedad dominicana, haciendo vida los valores.



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