Mi madre tiene ojos en la nuca y desde pequeña me enseñó a desconfiar de los extraños, especialmente cuando regalan algo.
Por eso es sorprendente que un «hombre amable» que llevaba flores le haya robado 20 euros de su bolso mientras ella lo sostenía con sus manos y lo miraba fijamente.
«Dijo que estaba recaudando dinero para la iglesia y por eso saqué un euro», explica ella.
«Él dijo ‘no, no, eso es demasiado’ y se ofreció a buscar en mi monedero una moneda más chica.»
«Debe haber sacado el billete de 20 euros al mismo tiempo. No me di cuenta hasta una hora más tarde. Me sentí tan tonta».
Pero no debería sentirse mal: según los neurocientíficos, nuestros cerebros están programados para ser engañados por los caprichos de nuestra atención y nuestro sistema perceptivo.
Cómo «hackear» el cerebro
De hecho, el requisito clave para ser un carterista exitoso no es tener unos dedos geniales, sino conocer las lagunas de nuestro cerebro.
Algunos son tan buenos que los investigadores están trabajando con ellos para comprender cómo funciona la mente.
La laguna más importante de todas es que nuestro cerebro no está diseñado para realizar varias tareas al mismo tiempo.
Eso es algo bueno la mayoría del tiempo, nos permite filtrar la gran cantidad de información proveniente de nuestro alrededor para retener solo los datos más importantes.
Pero la neurocientífica Susana Martínez-Conde, autora del libro «Los engaños de la mente» dice que un buen estafador puede aprovechar eso en nuestra contra.
Martínez-Conde dirige el Laboratorio de Neurociencia Visual de Arizona y ha estudiado cómo el ilusionista Apollo Robbins de Las Vegas realiza sus trucos de carterismo en el escenario.
«Cuando Apollo hace subir a alguien al escenario», dice, «hace que mire cosas, le habla, le toca el cuerpo, se acerca y genera una respuesta emocional a medida que invade su espacio personal… Es una sobrecarga completa de su atención».
Si bien los juegos de manos ayudan, se trata básicamente de captar la atención de una persona con otros movimientos.
Los carteristas callejeros también utilizan este efecto para crear una situación que genere una sobrecarga al sistema de atención.
Un truco clásico utilizado por las pandillas de carteristas de todo el mundo incluye a un «bloqueador» que camina frente a la víctima (o ‘marca’) y frena de repente para hacerla tropezar.
Otro miembro de la pandilla estará lo suficientemente cerca y se tropezará con los dos, y luego comenzará una discusión con el bloqueador.
En el medio de la confusión, uno o ambos robarán lo que puedan y se lo pasarán a alguien más que desaparecerá rápidamente con el botín.
«La gente piensa que se trata de distraer a alguien haciéndolo mirar hacia otra parte, pero en realidad se trata de dirigir la mente hacia algo», dice James Brown, un ilusionista e hipnotizador de Reino Unido.
«Si yo quiero que dejes de mirar algo que está en la mesa, es más fácil para mí darte una buena razón para mirar otra cosa».
«Si te doy dos o tres cosas para enfocarte y lo que yo quiero que evites no es una de ellas, es aún mejor porque ahora tendrás la ilusión de elegir».
Una cuestión de confianza
Otras tácticas son más psicológicas.
Los ladrones suelen estar cerca de los carteles que alertan ‘cuidado con los carteristas’, porque lo primero que hace la gente cuando lee el cartel es revisar sus pertenencias, revelando dónde están.
Y en el caso de mi madre, el mejor truco del ladrón fue no parecer un carterista.
«Era un chico muy agradable y amable. No alguien de quien desconfiaría», sostiene.
James Brown piensa que la confianza juega un papel importante.
«La principal estratagema utilizada por los carteristas teatrales y los carteristas callejeros es simplemente crear una pantalla de confianza increíblemente seductora», dice.
En teoría, añade Brown, el poder de sugestión es suficiente para convencer a la persona más desconfiada para que entregue sus pertenencias.
En 2009 un empleado bancario ruso entregó más de US$800.000 en efectivo a una mujer que aparentemente lo hipnotizó.
«Si tienes un poco de relación con alguien y esa persona confía en ti, entonces es sencillo», dice Brown.
Ojos que no ven
Apollo Robbins le dijo a Martinez-Conde cuando empezaron a trabajar juntos que creía que el movimiento de sus manos parecía afectar la manera en la que él podía dirigir la atención de una persona.
Robbins decía que mover sus manos en el aire formando una línea recta entre dos puntos era menos eficaz para mantener la atención de la gente en el punto final, que si movía su mano realizando un movimiento de arco.
Un movimiento de arco hace que la mirada se enfoque en la mano, permaneciendo ahí, mientras que una línea recta hace que los ojos vuelvan al principio de la línea y salten entre los dos puntos.
Efectivamente, los experimentos de seguimiento ocular mostraron que su corazonada era correcta.
Pero, ¿por qué? Martinez-Conde dice que tiene que ver con la forma en que los diferentes movimientos involucran al sistema visual.
Para seguir un arco se utiliza un movimiento ocular llamado «seguimiento lento», en el que el ojo sigue a un objeto de manera continua.
En cambio, una línea recta hace que el ojo se mueva en un «movimiento sacádico» rápido, en el que el ojo va de un punto A hacia un punto B en una fracción de segundo.
«Cuando hacemos un movimiendo ocular sacádico nuestro sistema visual se vuelve ciego, se puede ver el principio y el final pero mientras que el ojo se mueve no se puede ver», explica.
En el seguimiento lento, sin embargo, no hay un período ciego: los ojos siguen al objeto en movimiento de principio a fin.
Una posible explicación es que con una línea recta los ojos vuelven a donde comenzó el movimiento para tratar de llenar lo que el cerebro no pudo ver en el medio.
Cualquiera sea la explicación, puede ser una herramienta muy útil para un carterista.
«Dependiendo de lo que le interese al carterista, él podrá realizar uno u otro tipo de movimiento», dice.
Mareo
Por supuesto, si uno quiere jugar con la percepción de alguien, un buen momento para probar es por la noche cuando, después de unos tragos, todo se torna confuso.
El ilusionista Brown dice que pasó una noche fascinante observando a los carteristas que esperaban afuera de los clubes nocturnos cerca de la Plaza de Trafalgar en Londres.
«Emplean algunas tácticas inteligentes», cuenta.
«Una clásica es que una chica se acerca a un hombre y comienza a hablarle y a balancearse suavemente. La víctima, para compensar, se balancea también y se cae».
«Y ella es muy amable y lo ayuda a levantarse. A la mañana siguiente se da cuenta que su reloj y su billetera ya no están».
Conocer los trucos puede ayudarnos a evitar los robos.
Además, dice Brown, lo mejor es no distraerse demasiado en público.
«Un ladrón callejero evitará como la peste a las personas que demuestran una conciencia muy explícita del entorno».
«Nadie se acercará a quien mira alrededor de forma consciente en el metro».
Y como mi madre bien recordaría, también es bueno alejarse de los extraños con flores.