La primera reforma constitucional luego de la Revolución de 1965 dejó abierta la posibilidad ilimitada de reelegirse, a lo que se le atribuyeron muchos de los excesos que se cometían desde el Poder en esa época.
En 1978 el Partido Revolucionario Dominicano, principal abanderado del supuesto antireeleccionismo, alcanzó el poder y lo preservó hasta 1986, y ni siquiera produjo un intento serio de prohibir la reelección, pues Antonio Guzmán y Salvador Jorge Blanco albergaban la posibilidad de continuar o retornar al poder.
La crisis postelectoral de 1994 fue la que pudo parir, con apoyo internacional, una reforma constitucional que, entre otras cosas, prohibía la reelección presidencial, aunque permitía intentar retornar al poder con un período de por medio.
Cuando llegó al poder otro presidente proveniente del PRD, Hipólito Mejía, quiso implementar lo que se hizo llamar como “modelo norteamericano”, que permitía una segunda reelección, pero sin poder volver a intentarlo “nunca jamás”.
Con esa Constitución y ese impedimento salió del poder Hipólito Mejía en 2004 (pues no fue favorecido por el voto popular en su repostulación) y por tanto quedaba impedido de buscar otra vez la a Presidencia de la República en el futuro.
Leonel Fernández retornó al poder en 2004 con la Constitución que le permitía buscar una reelección cuatro años después, pero que lo dejaba impedido de intentarlo otra vez luego de terminado ese período en 2012.
Sin embargo, en 2010 se produjo una reforma constitucional que, contrario a otras, tuvo una visión mucho más integral, pero volvió a trastocar el modelo de la reelección y consignó el que se había asumido en 1994, lo cual de manera automática rehabilitó electoralmente a Hipólito Mejía y a Leonel Fernández, quienes hasta ese momento quedaban proscritos de aspirar nueva vez a la Presidencia o la Vicepresidencia de la República.
Al amparo de esa Constitución llega Danilo Medina al poder en 2012 con el impedimento de aspirar en 2016, pero la posibilidad de hacerlo en 2020.
Entonces vino otro cambio para volver a la Constitución de 2002 y al famoso “modelo estadounidense” con un transitorio que proscribe a Medina con un “nunca jamás” cuando concluya su segundo período en 2020.
Ninguno de esos cambios en el modelo de la reelección ha dado pie a una dictadura, pues se han hecho conforme a las reglas formales de la democracia, pero todos han golpeado la institucionalidad, acrecientan el falso mesianismo y han debilitado el sistema de partidos políticos.
De no haberse producido todos esos cambios, a partir de 2020 el país tuviera en Hipólito Mejía, Leonel Fernández y Danilo Medina tres referentes de consultas en su condición de expresidentes y sin posibilidad de retornar a la Presidencia de la República.