En esta era digital donde la forma de producción y de asociación ha dado un giro 360 y las noticias las recibimos al momento, indefectiblemente que nuestro estado de ánimo se altera, pues llegan a nosotros acontecimientos que anteriormente creíamos ni existían, nos damos cuenta que el pecado se ha proliferado, traducido esto en caos espiritual, violencia, maldad sin límites, promiscuidad, en fin, falta de amor y es que hemos sacado a Dios de nuestros hogares y escuelas.
Nada de lo anteriormente escrito nos llega de sorpresa, el Dios justo, a través de su Palabra lo ha alertado, así como lo hizo cuando el profeta Samuel le externó su preocupación porque el pueblo de Israel pedía tener rey como los demás pueblos en vez de Jueces dirigidos por Dios como lo habían tenido y el Señor le ordenó a Samuel que lo complaciera, no sin antes advertirle todo lo que vendría con esta decisión, y lo demás es historia, de igual manera lo ha hecho con nosotros.
Nuestro Dios es misericordioso y así como ayudó al pueblo de Israel, aún con sus malas decisiones, lo que deseen saber búsquenlo en la Biblia, también ha prometido hacerlo en este tiempo. En Isaías 41:10: nos dice: No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
Los tiempos son malos pero la misericordia de Dios es eterna. Dios nos llama a confiar y a depender de él. El binomio perfecto es Dios con nosotros, manifestado en su perfecta trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Cuando confiamos en alguien, le confesamos todo nuestro accionar, le pedimos consejo, y actuamos en consecuencia, tenemos una relación de amistad sincera, esto mismo es lo que Dios quiere de nosotros.
Salgamos a enfrentar este mundo y sus imperfecciones confiados, llenos de esperanza y con energías positivas, gozosos aunque nuestro presente no sea lo que queremos, Dios tiene propósitos de bien y no de mal para sus hijos. El Señor nos dice en romanos 12:21 ¨No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal¨, así que propongámonos hacer buenas obras, sin importar cuantas obras malas veamos cada día.
La ayuda no es solo material, cuando te levantas temprano y te pones en oración a interceder por los problemas de los demás, estás ayudando, cuando escuchas los problemas de otros y le acompañas en su dolor, ayudas, cuando ofrendas en la iglesia para que la obra siga fluyendo, ayudas, cuando consuelas un corazón herido ayudas, cuando ofreces una crítica constructiva y con tus hechos modelas el accionar correcto, ayudas.
Caminemos por esta vida confiados en Dios, busquemos su rostro en espíritu y en verdad, mantengamos nuestra lámpara espiritual con aceite fresco para cuando Jesús retorne a esta tierra, o nosotros vayamos a él, encuentre fe y seamos parte de un pueblo que le ama y le busca con rectitud de espíritu.
Confiar en Dios es en todo tiempo un ganar, ganar.