Aunque tiene sus antecedentes en los movimientos de la resistencia antitrujillista de los años cuarenta del siglo pasado, puede decirse que la izquierda dominicana del presente tuvo su nacimiento en la fundación del Movimiento Revolucionario Clandestino Catorce de Junio, el diez de enero de 1960.
La represión y el crimen destruyeron los grupos de los años cuarenta, pese al derroche de coraje de los hombres y mujeres de esa época.
En junio de 1959 vino la expedición heroica de Constanza, Maimón y Estero Hondo y bajo el estímulo de ese acontecimiento, lo más digno y consciente de la juventud dominicana, con Minerva Mirabal y Manolo Tavárez a la cabeza, organizó los núcleos dispersos de la resistencia y en la fecha y con el nombre señalados más arriba, se fundó el movimiento que marcó el nacimiento de la izquierda contemporánea.
Desde entonces la izquierda ha dejado huellas imborrables en el proceso político del país y la experiencia histórica que ha acumulado en ese largo trayecto es uno de sus más preciosos patrimonios. Aunque por lo general, gran parte de esa misma izquierda parece no darse cuenta.
Qué tiene esa corriente política que a pesar de todo ha logrado mantenerse, aún en las difíciles condiciones de debilidad del presente. No hay conquista progresista que el aporte del movimiento de izquierda no haya contribuido a lograrla.
Por cuáles causas los frutos de sus luchas pocas veces van a parar a la canasta de la propia izquierda sino a la ajena.
Uno de sus pecados originales fue precisamente ese, nació con vocación de protesta pero sin vocación de poder, es la explicación que he adelantado como resultado de mis largas reflexiones. El pecado original de la división, es también tema que da mucho de qué hablar.
Como este es el año del sesenta aniversario, año jubilar para el movimiento de izquierda, yo lo saludo y lo felicito. No callaré mi crítica a los errores, tampoco me excuso y asumo como militante, la responsabilidad que me toque.
Y como he sido parte de ella a lo largo de todo ese recorrido, uno a mi felicitación a la izquierda, la esperanza de que, cuando la pandemia pase, hagamos un evento serio y, sin disolvernos en lamentaciones, tratemos de respondernos, con espíritu revolucionario, muchas preguntas que necesitan respuestas.
PD: A veces es pertinente volver sobre lo mismo.