Nueva York.-Llegar a 100 años es ahora un objetivo imaginable para jóvenes de todo el mundo con un buen sistema de atención de la salud. La mujer promedio en Japón ya vive hasta los 87 años.
Sin embargo, muchos estadounidenses están muriendo cada vez más jóvenes.
Basada en el último año de datos, a fines del año pasado la Sociedad de Actuarios bajó en seis meses sus estimaciones de esperanza de vida para las personas de 65 años en Estados Unidos.
La salud de los estadounidenses blancos no hispanos de mediana edad se está deteriorando más rápido.
El resultado de estas tendencias, según un nuevo estudio, es una brecha cada vez mayor entre los estadounidenses más ricos y los más pobres.
Las personas más ricas de Estados Unidos no solo están recibiendo varios años de vida extras, sino también una recompensa financiera por su longevidad, cortesía del contribuyente americano.
Estas tendencias serán cruciales a medida que la nueva administración estadounidense y el Congreso consideren cualquier cambio en el Seguro Social, Medicare y otros programas.
Resultados longevidad
Los investigadores, un grupo de 13 economistas prominentes y expertos en políticas sanitarias, trataron de averiguar cuánto tiempo pueden esperar vivir los estadounidenses sobre la base de sus ingresos, centrándose en las ganancias hacia la mitad de sus carreras, de los 41 a los 51 años, y utilizando datos de la Seguridad Social.
Los resultados son duros. En 1980, un hombre de 50 años de edad en el quinto más rico de la distribución del ingreso podía esperar vivir cinco años más que un hombre de 50 años de edad en el grupo de ingresos más bajos. Para 2010, la brecha había saltado a 12,7 años.
En otras palabras, el quinto más pobre de los hombres estadounidenses de 50 años ahora puede esperar vivir hasta los 76 años, seis meses menos que la generación anterior. Pero los más ricos podrían llegar casi a los 89 años, siete más que la generación anterior.
El estudio se centra en los hombres porque los investigadores consideraron que los datos sobre las mujeres eran menos fiables.
La inserción de la mujer en la fuerza de trabajo en los últimos 40 años puede distorsionar las cifras, por ejemplo, porque las generaciones anteriores de mujeres a veces informaban bajos ingresos mientras tenían un estatus socioeconómico relativamente alto.
Hace tres décadas, tanto los jubilados más ricos como los más pobres podían esperar la misma cantidad de beneficios de los programas gubernamentales.
Los más ricos generalmente obtenían pagos más grandes del Seguro Social, tanto por calificar para cheques más altos como por vivir más tiempo.
Los más pobres se beneficiaban más de otros programas, como Medicaid y el seguro de discapacidad del Seguro Social. Medicare ofrecía casi los mismos beneficios a ricos y pobres.
La matemática ha cambiado drásticamente. A medida que las personas más ricas viven más tiempo, pueden esperar recaudar mucho más de la Seguridad Social que los pobres.
En 1980, un rico podía esperar recaudar US$103,000 más que uno pobre. Treinta años después, la diferencia era US$173,000, esto indica que el Seguro Social está menos progresiva.