Los próximos doce meses…

Los próximos doce meses…

Los próximos doce meses…

Roberto Marcallé Abreu

Sentarse, cerrar los ojos, reflexionar, puede ser con frecuencia un ejercicio desmoralizante. De poco sirve cubrirse los ojos con las manos.

Este agosto marca el principio del fin de un gobierno. Me viene a la memoria el libro “El primer día” de “La costumbre del poder” de Luis Spota, cuando el mandatario y su equipo, ya fuera del poder, sienten el agobiante peso del abandono y la incertidumbre.

Pienso en lo acontecido en un motel de Higuey donde fueron encontradas ocho personas, entre ellos varios menores de edad, de los cuales dos de 14 y 15 años perdieron la vida. “Este caso desvela la fragilidad de nuestro sistema de protección de la niñez, la pérdida de valores y la supervisión de las familias en sus responsabilidades” es la conclusión de varias organizaciones no gubernamentales.

En muchos órdenes, hemos cambiado para mal. Por eso, la coalición atribuye el hecho “a la descomposición familiar, la promoción de antivalores que fomentan un comportamiento negativo de la juventud, a la pobreza, la falta de oportunidades, al consumo de alcohol, de drogas y de tabaco”.

El deshielo se percibe a muchos niveles. Por ejemplo, en la persecución y búsqueda de un famoso y megamillonario capo.

El mal no cede tan fácilmente. Waldo Suero, ex presidente del Colegio Médico Dominicano, reveló que en la anterior semana, cerca de 34 niños habían muerto en el hospital Robert Reid Cabral “con síntomas de dengue”. Dijo que otros cincuenta infantes estaban ingresados en ese centro médico y que se habían registrado otros 1,400 casos. “El Ministerio de Salud Pública está ocultando las cifras”.

Los informes reales sobre la situación hospitalaria resultan en verdad devastadores. José Antonio Martínez Rojas calificó como “desgarradora y desastrosa” la situación del hospital infantil de Santiago, doctor Arturo Grullón, donde una cama es ocupada por cinco niños y las parturientas dominicanas deben compartir el espacio con haitianas que sufren de un sinnúmero de enfermedades contagiosas.

Dijo que en el 2016 se contabilizaron 56 hospitales en reparación y, al 2019, solo se han entregado 36 de los más pequeños, cinco serán demolidos por irreparables y otros seis no pasaron la prueba de vulnerabilidad estructural. El Darío Contreras, cuya remodelación costó mil millones de pesos está plagado de vicios de construcción.

Lo mismo ocurre con el hospital Antonio Musa de San Pedro de Macorís, el Salvador B. Gautier y el Ney Arias.
Ubi Rivas, un comunicador muy conocido, al referirse a las inversiones en el sector educativo utilizó la palabra “despilfarro”. Mencionó “miles de aulas vacías y otras tantas sin construir donde sí hay un alumnado recibiendo clase en estructuras deplorables”.

A seguidas, se preguntó las razones por las cuales estas autoridades incurrieron en una deuda externa de 44 mil millones de dólares “que ni los biznietos del gobernante llegarán a saldar”.

Repasar cualquier periódico, escuchar o ver noticias es motivo de temor y vergüenza. “Mató técnico , le robó arma y se suicidó”, ( Diario Libre), “Un joven de 17 años fue apresado en San Juan de la Maguana acusado de haber violado una menor de 12 años” (Hoy), “Feminicidios, homicidios y otras agresiones cierran la semana”, “Menos del 10 por ciento de denuncias de abuso sexual llega a los tribunales”.

Esta es solo una ligera mirada del escenario vigente. Sobra preguntar qué es lo que nos espera en los meses venideros.



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