Todavía el lanzador del segundo juego del Escogido andaba en un avión cuando ya el equipo estaba enfrascado en el primer duelo de la final ante el Licey.
Y no se trataba de Juan Marichal, ni Pedro Martínez -valga la exageración- la figura esperada era el veterano (32) mexicano de liga menor Arturo López (?).
Los Tigres aguardaban con una aceitada rotación: Yunesky Maya (1.69), César Valdez (0.96), Wandy Rodríguez (1.89) y Mitch Atkins (2.35), en el RR, para un combinado de carreras limpias de 1.76. Eso para mencionar un solo aspecto, justamente, el más relevante. El Licey también dominó todos los demás.
El diccionario de La RAE (Real Academia Española) define «pronóstico» como «la predicción de la evolución de un proceso o de un hecho futuro a partir de criterios lógicos o científicos».
Se puede alegar que el béisbol es el deporte menos lógico de todos, pero no es razonable analizar en base a intangibles: «corazonadas» o «inspiración».
Ocasionalmente, los «no favoritos» se inspiran en los vaticinios adversos y las reseñas son colgadas en el club house con aparentes resultados favorables.
Quien vaticina corre el riesgo de fracasar, pero no se debe temer porque el oficio me exige que cada vez que tenga chance y elementos lógicos debo dar un pronóstico, sin ánimos de ofender, pero sin intenciones de congraciarme, sobretodo con las oficinas de los equipos.