Haití es el país más pobre del hemisferio. Está ocupado militarmente por tropas internacionales, lo cual refleja las dificultades por las que atraviesa ese pueblo.
Viendo esa cruda realidad, ¿Quién en su sano juicio puede pensar que en nuestro país existen “pro haitianos”?
Hace más de 200 años en Santo Domingo existieron los que podrían ser llamados “pro haitianos”, ya que durante el periodo de la “España Boba” cuando Santo Domingo languidecía en la más absoluta miseria, prohijada por el abandono a que la había sometido la metrópolis española, amplios sectores de la población deseaban la unión con Haití, la cual tuvo efecto en 1822.
Para esa época Haití era un país estable política, económica y militarmente. Todo lo contrario a lo que es hoy, pues las potencias imperiales nunca le han perdonado haber creado el primer Estado negro del mundo y haber derrotado los ejércitos de Napoleón Bonaparte.
Contrariamente, Santo Domingo había sido llevado por el derrotero retrogrado impuesto por el hatero pro español Juan Sánchez Ramírez, quien luego de la Guerra de la Reconquista contra Francia nos convirtió de nuevo en colonia española, en contradicción con los anhelos independentistas de Ciriaco Ramírez, Cristóbal Hubert Franco, Manuel Jiménez, Salvador Félix y muchos más, que fueron los que iniciaron la lucha contra la dominación francesa.
Hoy, en cambio, nuestro país está en mejor situación económica que Haití, por lo que miles de haitianos cruzan la frontera en busca de mejores condiciones de vida, tal y como lo hacen los dominicanos que se lanzan en frágiles embarcaciones para alcanzar las costas de Puerto Rico.
Los trabajadores haitianos, traídos por distintos gobiernos para trabajar en la industria azucarera, han convivido pacíficamente durante muchos decenios con el pueblo dominicano; y ahora, después de tantos años, una minoría elitista se destapa lanzando el alarido tremendista de que “algunos” quieren “unificar la isla”, utilizando una parafernalia retórica salpicada y sesgada por razonamientos de tinte neofascista.
Esa minoría, entre la que se inscriben algunos intelectuales, sostienen una actitud pro yanqui, que se caracteriza por su enmudecimiento pasmoso ante el saqueo que llevan a cabo las transnacionales imperiales contra nuestro comercio y recursos naturales; mientras alzan su índice acusando de “pro haitianos” a todos los que en actos de humanidad y solidaridad defienden los derechos de los dominicanos de origen haitiano que fueron desnacionalizados por una sentencia bochornosa.