El 16 de octubre las comisiones de Asuntos Exteriores y de Desarrollo, así como la subcomisión de Derechos Humanos de la Eurocámara conocerán el ganador del Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia promovido por el Parlamento Europeo.
El premio fue creado en 1988, en honor al académico y científico Andrei Dimitrovich Sájarov por sus acciones a favor de los derechos humanos y libertades públicas en la antigua Unión Soviética.
El físico nuclear, quien a además desarrolló la bomba de hidrógeno, fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz, en 1975. Primer diputado opositor al Congreso del régimen soviético, fundó el Comité de los Derechos Humanos de Moscú y las primeras organizaciones independientes.
El premio es una forma de ‘recompensa’ a las personalidades o colectivos que se esfuerzan por defender los derechos humanos y las libertades fundamentales.
Las nominaciones al Premio Sájarov pueden hacerlas grupos políticos, un gobierno o cualquier entidad moral. La ceremonia de entrega está fijada para el 15 de diciembre en la ciudad de Estrasburgo, en Francia.
Este año el Parlamento Europeo concederá el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia a siete candidatos propuestos por diversas organizaciones activistas de derechos humanos, incluyendo a un miembro del movimiento ucraniano EuroraMaidan, lo cual ha generado una polémica desde ya, por los que se oponen a la independencia de la región ucraniana en conflicto.
La lista de candidatos nominados –por orden alfabético–, son los siguientes: Mahmoud Al ‘Asali y Louis Raphael Sako; Mouad Belghouate, Ala Yaacoubi y Alaa Abdel Fattah; las organizaciones CHREDO, Open Doors, Oeuvre d’Orient y Aid to the Church in Need; el movimiento EuroMaidan, representado por Mustafa Nayem, Ruslana Lyzhychko, Yelyzaveta Schepetylnykova y Tetiana Chornovol; Ayaan Hirsi Ali, Denis Mukwege y Leyla Yunus.
En la lista de candidatos hay dos raperos, un bloguero, un ginecólogo, un líder religioso y una periodista, entre otros, que tienen trabajos distintos, pero defienden los derechos humanos como causa común, según informó la Eurocámara en un comunicado. El año pasado galardonó a Malala Yousafzaï, símbolo de la lucha femenina contra el talibán, por su combate en Pakistán a favor de la educación de las niñas.
Este artículo se ha escrito para llamar a atención, tanto a las autoridades oficiales que no dejan nada a la disidencia, ni siquiera para que logren hacer su trabajo de tal manera que merezcan la atención del mundo parlamentario, y a las organizaciones de derechos humanos, para que busquen la integración o evolucionen a formas superiores del trabajo humanístico y de conciencia social que llevan a cabo.
El país debe saber que hay, al menos, cinco organizaciones de derechos humanos. ¿Acreditadas? Creo que no están acreditadas. ¿Cómo pueden merecer estos premios?