5.- Carrera policial y el policía del futuro. Después de todos estos años de averiguación criminológica (y ahora antropológica), sobre el cuerpo policial en la nación dominicana, me doy cuenta que esa institución no ha tenido una guía instruccional que le haya servido de modelo para la educación de su simples agentes.
La gran ausente ha sido la Escuela de Policías. La Carta Europea del Policía (hoy Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea) hace muchas reflexiones oportunas sobre los principios básicos de todas las organizaciones policiales representadas en las diversas funciones del Estado, a sus normas constitucionales, al servicio permanente que ésta debe ofrecer a la comunidad, a la subordinación a la autoridad, y el uso responsable de su poder en el ejercicio de la función policial.
Sin embargo, la mejor forma de conocer a los policías es sometiéndolos a entrevistas, ponerlos a hablar, que ellos mismos construyan sus diferentes versiones de la carrera policial, que es un concepto sobre el sentido del ser/quehacer de los policías.
Eso es útil para saber, ¿por qué alguien decide ser policía?, ¿en qué momento de su vida se le plantea esa posibilidad?, ¿qué motivaciones están presentes? Sobre todo, si consideramos que en nuestro país la PN es una institución endogámica, antes casi exclusiva de ser masculino, hoy es refugio de mujeres y deportistas. Lo cual es bueno.
Sorprendido de que nunca se haya realizado un estudio sobre la carrera policial, para ampliar nuevas vías del quehacer policial, los policías pueden tener su origen e intereses, aptitudes y limitaciones de trabajo, debido a los aspectos siguientes: año de su ingreso, experiencia laboral, nivel de escolaridad, estructura familiar, linaje, entre otras. Pero también la decisión de la incorporación al cuerpo policial haya cedido a violaciones de los requisitos: peso y estatura, historia médica, antecedentes penales.
Todo esto es muy significativo, porque la carrera policial representa los valores y la trayectoria de sus vidas, y como ha dicho alguien: “deja un sedimento en la vida de esos individuos”.
Aunque anónimas –y no tan anónimas–, existen lindas historias de sujetos que fueron seducidos por la carrera policial. Decisión en que fue clave el ejemplo de su padre, sea por orgullo o autoritarismo paterno, el hijo anclado en la figura de la madre (la que ofrece un solo apellido), el ideal de servir a la comunidad, empezar a ganar dinero, pero terminan quedándose en sus filas.
En el caso opuesto, está seguir la academia policial, que en mi época atrajo la atención de los jóvenes de mi generación.
En fin, vivimos la Era de los cambios en la Policía Nacional, aquí y en todo el mundo. La policía no es un poder, sino una fuerza “pública, eficiente, válida”, inspirando valores que sustentan el compromiso ético del Estado con los valores superiores del régimen de derechos. Este servicio público que ofrece la institución se convierte en una manifestación de poder del ciudadano, no un acto de fuerza ante el ciudadano, como a veces ha sucedido.