Cuando un funcionario le roba al Estado, se está llevando para beneficio particular recursos destinados a proveer servicios a la población. Cuando un funcionario roba, no sólo roba dinero; se roba los derechos de la gente, pues se lleva los recursos de la salud, la seguridad ciudadana, los servicios de transporte, la educación, el control de precios, etc.
¿Quiénes son los que más sufren los robos de los funcionarios? Pues, las personas que más necesitan los servicios del Estado. ¿Quiénes son los que más necesitan los servicios del Estado? Quienes tienen menos oportunidad de satisfacer por sí solos esos servicios.
Quien tiene dinero paga por su salud en clínicas privadas, para su seguridad contrata vigilantes y sistemas de seguridad, para transportarse tiene su vehículo, sus hijos van a colegios privados y aunque la comida suba tiene como comprarla.
¿Entonces, quiénes son los que más sufren los efectos de la corrupción? Pues, lo pobres. Sin embargo, hay políticos que dicen “trabajarán para los pobres”, pero callan ante el robo público, o incluso, lo fomentan. Políticos que gobernaron mucho tiempo este país y a los únicos que sacaron realmente de la pobreza fue a ellos mismos… ¡Y de qué manera!
La mejor forma de trabajar para los pobres no es esbozando teorías que nunca han tenido la intención de llevar a la práctica. No es con “palabras bonitas”, pero sin coherencia entre lo que dicen y quien las dice.
La mejor manera de servir a los que menos tienen es con transparencia en la Administración pública, combatiendo la corrupción que les roba a los pobres sus derechos, oportunidades y sueños.