México.- Los Pinos, la casa presidencial de México, vive al parecer sus últimos días como tal ya que a partir del 1 de diciembre con la llegada del futuro presidente, Andrés Manuel López Obrador, se convertirá en un espacio para el arte y la cultura.
El 30 de marzo, Tatiana Clouthier, quien fue su coordinadora de campaña, invitó a los ciudadanos a participar con ideas de cómo transformar la residencia oficial en un complejo cultural.
«¿Qué pasaría si la cultura del poder se cambiara por el poder de la cultura?”, planteó a la ciudadanía en un video. A partir de ese día las propuestas no pararon de llegar al sitio web oficial hasta ser 232 para conocer el destino de la casa, que se ubica en la primera sección del Bosque de Chapultepec y que tiene una extensión de 60 hectáreas y unos 56.000 metros cuadrados de construcción, 14 veces más grande que la Casa Blanca en Estados Unidos.
Una megabiblioteca y un albergue para la tercera edad, pasando por una universidad gratuita, un museo de la música y un centro de investigación dedicado a la física y las matemáticas, son algunas de las ideas de los ciudadanos mexicanos para cambiar el uso de la residencia.
Durante su campaña y tras la elección del 1 de julio, López Obrador declaró en varias ocasiones que, de llegar a la Presidencia, no viviría en Los Pinos y aunque una de sus ideas era vivir en el Palacio Nacional, sede oficial del Ejecutivo, al final decidió que seguirá ocupando su actual casa en Tlalpan, en el sur de Ciudad de México.
“No voy a vivir en Los Pinos. Voy a seguir en mi casa, en Tlalpan. Ahí vivo con mi familia y ahí seguiré viviendo mientras termine la primaria mi hijo (Jesús Ernesto, de 11 años).
Después voy a rentar una casa cerca de Palacio Nacional”, declaró el futuro presidente en un mitin a fines de abril. La decisión se parece mucho a la que tomo en 1934 el presidente Lázaro Cárdenas, quien nacionalizó la industria petrolera y es uno de los referentes de López Obrador.
Cuando el general Cárdenas llegó a la Presidencia de México el 1 de diciembre de 1934 decidió no vivir en el Castillo de Chapultepec, antigua casa presidencial, por considerarlo “demasiado ostentoso».
Un castillo no era la residencia de un presidente sino de un rey, estimó. Cárdenas se instaló en lo que se llamaba “Rancho La Hormiga” tras una serie de adecuaciones, entre ellas el cambio de nombre por Los Pinos, en recuerdo de la finca donde conoció a su esposa, Amalia Solórzano, en Tacámbaro, Michoacán.
Esa misma razón es la que ahora esgrime López Obrador, quien ha considerado que vivir en la residencia es un lujo para él, quien gusta de llevar una vida sencilla, además de que no va a insultar a los mexicanos con su uso.
Tras Cárdenas, el siguiente presidente que ocupó la casa fue Manuel Ávila Camacho (1940-1946), a quien siguió Miguel Alemán Valdés (1946-1952) y posteriormente Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958).
La excepción fue Adolfo López Mateos (1958-1964), quien no dejó de vivir en su casa en San Jerónimo, en el sur de Ciudad de México, como planea hacerlo López Obrador.
Mientras que Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), Luis Echeverría (1970-1976), José López Portillo (1976-1982), Miguel de la Madrid (1982-1988), Carlos Salinas (1988-1994), Ernesto Zedillo (1994-2000), Vicente Fox (2000-2006), Felipe Calderón (2006-2012) y Enrique Peña Nieto (2012-2018) sí ocuparon Los Pinos.
Apenas el pasado domingo, López Obrador anunció 50 lineamientos generales para el combate a la corrupción y la aplicación de una política de austeridad en el futuro Gobierno, y entre ellos, el número 38 se refiere precisamente al uso de la casa.
“La residencia oficial de Los Pinos pasará a formar parte del Bosque de Chapultepec y se convertirá en un espacio para el arte y la cultura”, se apunta en la disposición.
La idea es llevar a cabo la encomienda que mencionaba el expresidente Benito Juárez, quien dirigió el país de 1858 y 1872, para todos los servidores públicos- “Que el funcionario aprenda a vivir en la justa medianía».