Pedro Brand.-Al acecho, y ante el temor de morir sepultados bajo la deteriorada estructura de “Los Pabellones” del sanatorio que alojaría a enfermos de tuberculosis en el sector Los Cocos, permanecen unas 600 familias refugiadas allí desde el huracán David, en 1979.
Insalubridad, carencia de servicios, grietas en techos y paredes, así como falta de iluminación y mal estado de los pisos, que se inundan cada vez que llueve, ponen al desnudo el poco valor dado a la gente pobre que solo busca sobrevivir.
El paso del huracán Irma pone en contexto por igual, la indiferencia de las autoridades al estado de vulnerabilidad de miles de familias en el país.
Allí se conjuga la miseria en todas sus manifestaciones. Alicia Berroa, de 57 años de edad, casi ciega y asmática, es el mejor ejemplo del tétrico panorama.
“Vivo aquí con mis dos hijas y cuatro nietos; a la grande le mataron el marido, una de sus hijas es invalida, y a veces me dan arroz y algunas cositas que cocino en ese fogón”, dice, tras especificar que lleva 30 años allí, en esa cuartería.
Narró que hace 15 su marido murió tras perder la memoria. Solo sabe que necesita alimentos porque padece de anemia en “los huesos”.
Lanzan las heces
Al igual que otros vecinos, contó que hacen sus necesidades en fundas plásticas que luego lanzan en un séptico porque no tienen baños.
En efecto, el hedor en la vecindad le corta la respiración a todo forastero que llega al lugar.
El drama se repite en los 12 pabellones que aglutinan unas 4 mil personas en condiciones infrahumanas. Elieser Santana, presidente de la junta de vecinos, afirma que un 30 por ciento son personas mayores que ya no pueden trabajar, como también un gran número de jóvenes que tampoco tienen oportunidades para salir adelante.
“Esa construcción la comenzó Trujillo, y las personas enfermas que venían al hospital Rodoldo de Lara, abandonadas por sus familias, se fueron quedando, como también damnificados de David”, detalló Santana.
Hoy aspiran a que los reubiquen en un solar detras de la iglesia San Pedro Clavel, por la Brigada del Ejército.
Generaciones.
Madres, hijas y nietos replican modelos de miseria. Niños y ancianos, los más afectados. La diversión: juegos de azar y billar.
Servicios.
Reciben agua dos veces a la semana; los apagones son frecuentes. Las mujeres trabajan servicio doméstico y los hombres chiripean.