David Alvarez
Con la abdicación del Rey de España nos toca como monarca a Felipe VI. Mejor sería un referéndum que definiera si los españoles y españolas prefieren ser Reino o República, pero el dominio partidario actual PP-PSOE tira hacia la derecha y es sordo.
A nuestra isla no le fue bien con dos Felipes, el hijo y el nieto de Carlos V respectivamente.
Bajo el reinado de Felipe II (1556-1598) la economía colonial que había tenido su máximo desarrollo entre el 1510 y el 1555 asistió a su destrucción debido a la caída de la industria azucarera y el desinterés de la Metrópolis por esta isla del Caribe ante la riqueza que ofrecía el continente.
Con Felipe III (1598-1621) la cuestión empeoró, ya que con las devastaciones de la zona norte y oeste de la isla, autorizada por dicho Felipe, llegamos casi a la edad de piedra, viviendo de conucos y el ganado salvaje. Por suerte el nuevo Felipe no es rey en la isla, la monarquía es un atavismo que debería darle vergüenza a la sociedades que la padecen.
Ningún pueblo debe ser tutelado por una familia que se adjudica el derecho a reinar, con mayores o menores poderes, con mayores o menores ingresos.
Nunca podremos agradecer suficientemente a la Revolución de las 13 colonias, la Revolución Francesa y la Revolución Bolchevique por enseñarnos la soberanía plena del pueblo.
La realeza y sus absurdas cortes solo sirven para la revistas rosas.
