En muchas ciudades del mundo, es algo bastante común ver como DVD pirateados son vendidos abiertamente en plena luz del día.
También se ve con frecuencia en muchas calles latinoamericanas, donde a menudo, los compradores pueden recoger la última superproducción de Hollywood antes de que incluso se muestre en los cines locales.
Es claro que el robo de contenido en línea y el uso de conexiones ilegales de televisión de pago está muy extendido en América Latina.
Lo que no es tan sabido es que uno también podría estar disfrutando de contenido pirateado pensando que lo hace de la forma más legal.
Eso porque existen compañías que distribuyen con la apariencia de oficial señales de televisión por cable que en realidad es robada. Y el cliente no lo sabe.
Sin conocimiento
Eso de acuerdo con un estudio publicado por la Alianza contra la Piratería de Televisión Paga, que durante un mes analizó el consumo de datos de internet en nueve países: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Paraguay, Uruguay y Venezuela.
En concreto, en televisión de pago, hay varios tipos de piratería.
La más básica cuando los espectadores conectan sus televisores a las cajas de sus vecinos.
Pero como la APTP señala que también existen compañías que redistribuyen deliberadamente señales oficiales sin que sus clientes sepan que la conexión no es legal.
Además, algunos proveedores de televisión de pago, especialmente los operadores más pequeños, también alimentan la piratería al no informar del número verdadero de abonados a fin de reducir su carga fiscal.
De acuerdo con la Alianza, se estima que 8,9 millones de hogares en América Latina y el Caribe se suscribieron a este tipo de conexiones no declaradas. Y en la mayoría de los casos, están pagando el precio completo a su proveedor y no son conscientes de que hay un problema con su suscripción.
Hartman dijo que «este es el primer paso necesario para crear conciencia sobre el problema y permitirá a los miembros de la Alianza dar a conocer la problemática y desarrollar estrategias para combatir esta forma de piratería».
«El público de Sudamérica merece disfrutar de la gran variedad de contenidos audiovisuales que está disponible para el consumo, tanto en formatos tradicionales como online, pero la protección adecuada de la propiedad intelectual tiene que ser absoluta», añadió.
¿Y en Internet?
Según el mismo estudio, el primero de su tipo en la región, la descarga u observación de contenidos audiovisuales desde páginas web que no pagan los derechos para distribuirlos alcanzó unos 110 millones de usuarios de internet en 2015, prácticamente la mitad de los conectados en la región, que superan los 220 millones.
Asimismo señaló que el consumo de banda ancha en esos países para disfrutar de los contenidos superó los 789 petabytes (millones de gigabytes).
En el estudio, presentado en el marco del NATPE 2016, el evento anual de la Asociación Nacional de Ejecutivos de Programas de Televisión, también se calculó que el consumo en horas superó los 1.500 millones en el año.
«La piratería online representa una amenaza significativa para la protección de los derechos de propiedad intelectual. Todos sabemos que existe, pero esta es la primera vez que la industria de TV Paga en Sudamérica ha hecho un esfuerzo para describir y cuantificar la amenaza», señaló Michael Hartman, vicepresidente sénior y consejero general de DIRECTV Latin.
El informe se enfocó en las tres principales modalidades de piratería online de contenido audiovisual:
- Cyberlocker: servicios de hosting que utiliza uno o más servidores para distribuir video a las personas con acceso a los servidores. Por ejemplo: UptoboxyUploaded.net.
- Peer-to-peer (usuario a usuario): una red de computadoras en la que cada una de ellas actúa como servidor para las demás, permitiendo el acceso compartido de archivos sin necesidad de un servidor central. Por ejemplo: BitTorrent, Ares, Pirate Bay y Cuevana.
- Streaming ilegal de IPTV: servicios que ofrecen contenidos de televisión en vivo, tales como eventos deportivos, canales de contenido Premium y canales de difusión populares que son distribuidos sin autorización. Por ejemplo:Roja Directa.