Lo económico es, en gran medida, el principal generador de las contradicciones y crisis que se presentan en todas las instituciones, incluso la familiar, donde deja huellas perennes por la destrucción del núcleo.
En el ámbito deportivo esos intereses predominan, dado que sin dinero es imposible ejecutar programas que conduzcan a la mejoría cualitativa y cuantitativa de ese universo.
Por ello, el manejo de recursos económicos, es fundamental, desde la óptica desarrollista, hasta para la permanencia en la dirección de una institución cualquiera, porque para nadie es un secreto que quienes manejan fondos, en la casi totalidad de los casos, se convierten en dirigentes por siempre.
Ese es uno de los aspectos que deben comenzar a primar en el ámbito deportivo, dado que no es justo que una persona se perpetúe en un cargo sin dar paso a otros dirigentes con una visión más avanzada.
En nuestro país, por ejemplo, quien ostenta la presidencia de una federación, asociación o un club, deja el cargo cuando se le antoja, porque el manejo de los recursos económicos lo convierte en “intocable”.
Para citar un solo caso, ahí está el amigo Héctor Tito- Pereyra, quien lleva más de 20 años al frente de la Federación de Béisbol, sin que se vislumbre un cambio en su estructura, y como él hay otros que se han mantenido, contra viento y marea en esas posiciones.
Aquí la mayoría de los dirigentes no le dan paso a nadie, porque desde que escalan los puestos de mando se creen los “salvadores”, producto del manejo de presupuestos, lo que al poco tiempo los hace a creer que están por encima del bien y del mal.
Que nadie se lleve a engaños, hay que remover “la mata”, porque no se puede continuar con dirigentes que de un tiempo a esta parte se han constituido en verdaderas retrancas del deporte, y definitivamente así no se puede ni siquiera pensar en mejorar mínimamente.
Las “dictaduras” y las “imposiciones” nunca arrojan resultados positivos, y sencillamente da lástima y conmiseración la postura de “mequetrefes” que han adoptado las bases del movimiento olímpico, ya que se dejan “mangonear” de un muy minúsculo grupo, que se ha constituido en “ley batuta y constitución”.
RADARES.- La sanción de Robinson Canó ha estremecido a toda la sociedad dominicana. No hubo una peña en donde ese tema no centrara las conversaciones.
Sencillamente, es un caso muy doloroso que ha sorprendido a todos, por la excelente imagen que venía proyectando, como todo un caballero y un fajador a favor de las mejores causas, en especial de la niñez de su pueblo natal, San Pedro de Macorís. Ojalá que pueda rápido, recuperar su muy deteriorada imagen.