SANTO DOMINGO.-Los líquidos que se desprenden tras la descomposición de desechos orgánicos, que bien simple se observan al filtrar de una bolsa plástica, así como la mezcla de lluvia con residuos solubles, tienen un nombre: Lixiviados.
Sus efectos en la salud de las personas, la biodiversidad y, por ende, en el turismo, parecen imperceptibles, pero impactan seriamente a partir de los vertederos a cielo abierto.
Una vez los desechos se desintegran generan olores que pueden provocar enfermedades, contaminar los suelos, aguas subterráneas y al ser arrastrados por las escorrentías de los ríos a los mares matan las especies acuáticas, además de afectar las costas y alejar el turismo.
Euren Cuevas, ambientalista, quien preside el Instituto de Abogados para la Protección del Medio Ambiente (INSAPROMA), refiere que si se toma en cuenta de manera literal esa definición, se estaría excluyendo de los lixiviados, los residuos o desechos de procesos industriales y los mineros.
Cenizas combustión
“Si ponemos como ejemplo unas doscientas mil toneladas de las cenizas de la combustión del carbón que emana de la Central Termoeléctrica Punta Catalina, en la provincia Peravia, que producen grandes lixiviados tóxicos por la cantidad de metales pesados que generan y sin planta de tratamiento es un problema para los recursos hídricos subterráneos y superficiales, así como para la agricultura y la biodiversidad en sentido general”, refiere el abogado.
Para Cuevas, la preocupación por la disposición final adecuada de los desechos sólidos es mundial, y cita que, en el informe de 2018, el Banco Mundial dijo se producen 2010 millones de toneladas por año y que para 2050 llegará a 3,400 que a su vez producen lixiviados, todo ellos si no tienen planta de tratamiento van a parar al subsuelo, aguas y el aire, provocando patógenos y enfermedades que pueden ser catastróficas.
Situación RD
En el país, la gestión efectiva de residuos sólidos ha sido un fracaso, con 358 vertederos a cielo abierto, donde cada habitante produce 650 kilogramos de residuos al año, sumando más de 7 millones de toneladas de residuos sólidos, según el informe de la Liga Municipal Dominicana de 2020.
Esta situación de los vertederos en el país pone en juego la principal fuente económica, que es el turismo, cada vez que los visitantes nacionales y extranjeros buscan disfrutar de la naturaleza y de la salubridad.
Sin embargo, los lixiviados emiten un hedor repugnante al aire, contaminan las aguas y el suelo, que se traducen en posibles enfermedades que pueden ser prevenibles, si los desechos se manejan de manera adecuada, sumada a todo esto la proliferación de insectos, ratas y todo tipo de alimañas, que son multiplicados en estos vertederos.
Euren Cuevas refiere que, en casi todos los países, los desechos sólidos son fuente de generación de riquezas, y con ellos generan energía, ‘compost’ para abono, reciclaje y reuso, entre otras actividades económicas, con las que reducen a su mínima expresión la disposición final de dichos desechos. Empero, aquí no se ha logrado un tratamiento eficiente de los desechos.
Propuesta
— Posible solución
Para resolver el problema de los lixiviados, debe haber un régimen de consecuencias, y que se cumpla la Ley 225-20 General de Gestión Integrar y coprocesamiento de Residuos Sólidos, que traza reglas.