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La poetisa norteamericana Emily Dickinson señaló que “para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro”.
Los libros conducen a la verdad, auscultando los objetos para descubrir la esencia de los mismos, por lo que invertir en conocimiento produce buenos dividendos. Todo ello se resume en que la verdad se detiene en la inteligencia; mientras, la belleza llega hasta el corazón.