Están ahí, habitan nuestros barrios, duermen en los parques y aceras, las calles son su refugio natural, se alimentan de lo que muchos tiran al zafacón y se bañan cuando la lluvia los sorprende en medio de la selva de cemento y asfalto, pero nadie lo ve o por lo menos se niegan a mirarlos.
Algunos los llaman indigentes, otros enajenados, hay quienes hablan de personas en condición de calle, mientras otros prefieren llamarlos locos, pero independientemente del término con que se les nombre; su realidad es la misma: viven a la intemperie, están desprotegidos, sin medicinas, alimentos y con el cielo como único techo.
Los invisibles no aparecen en las estadísticas de la ONE, del Banco Central y tampoco son parte de esos índices que hablan de los “milagros” del Gobierno de sacar a cientos de miles de ciudadanos de la pobreza. Su realizad es tan cruel que ni siquiera reciben la caridad disfrazada de “solidaridad” que viene impregnada en la famosa tarjeta que apenas alcanza para mirar en el súper.
Si su día a día es difícil en tiempo de “zafra”, imaginen en época de cuarentena, cuando ni en los zafacones aparecen las migajas que les permiten estar de pie; sí, estar de pie, porque no creo que a eso se pueda llamar vida.
Para los invisibles no hay cuarentena ni toque de queda, de hecho, anoche, mientras las patrullas de la Policía Nacional recorrían los sectores capitalinos haciendo cumplir la disposición gubernamental, varios de ellos estaban sentados en el parquecito de los bomberos (Emilio Prud’ Homme con Mella), allí estuvieron hasta altas horas de la noche, pero nadie se lo llevó, ninguna autoridad se hizo cargo. Es un tema que el gobierno continúa evadiendo aunque saben que es su responsabilidad.
Las políticas del gobierno de Danilo para enfrentar esta problemática parecen inexistentes o es lo que puede deducirse al ver tantas personas que amanecen a la intemperie. La mayoría de las personas que están en condición de calle en Erredé, nunca ha pisado un Centro de Rehabilitación Psicosocial y con el interés mostrado por del Gobierno es probable que tampoco lo hagan.
¿Invisibles o invisibilizados?
El #QuedateEnCasa no aplica para ellos, pues no tienen redes sociales ni un techo donde quedarse, lo que hace impensable que se pongan en cuarentena. En la indigencia no hay tiempo para pensar en el coronavirus, unos porque perdieron la facultad de pensar y otros porque no pueden elegir qué comer, con qué vestirse o cómo higienizarse.
Los invisibles en realidad fueron invisibilizados porque es más fácil negar su existencia que buscarle solución a su problema. Aunque a muchos no les agrade, hoy quise escribir sobre ellos, porque al igual que el coronel de Márquez; los invisibles tampoco tenían quien le escriba y hoy no deben seguir siendo ignorados, pues ellos también son parte de la solución.