Los intereses del tipo que sea, pero en especial los económicos, son los que han originado a lo largo de la historia, los enfrentamientos más fratricidas entre los seres humanos, sin importar las derivaciones de cualquier naturaleza que conlleven, incluso la violación a los derechos fundamentales.
Esa ha sido la gran batalla que se libra a lo interno y externo de las sociedades, es más, incluso a nivel de familia, donde a cada momento observamos por conflictos de herencia, resquebrajamientos jamás imaginados, porque tradicionalmente se daba hacia lo externo, la impresión de una unidad monolítica.
Quien dejó en claro en forma expedita de que los interese superan a cualquier otro elemento en unas relaciones, yo diría que hasta de parejas, fue John Quince Adams, sexto presidente de los Estados Unidos, cuando dijo: “Estados Unidos no tiene amistades permanentes, sino intereses permanentes”.
Reitero que eso se ha aplicado durante toda la historia de la humanidad, pero antes nadie lo había dicho en forma tan seca, clara y tajante.
Estas luchas se reproducen hasta en los deportes del patio, donde se libran luchas de intereses, todas con el único objetivo de aplastar al contrario a lo interno de las instituciones, comenzando por clubes y ligas, hasta llegar al Comité Olímpico y al Ministerio de Deportes.
El ejemplo más reciente lo produjo ayer el dirigente Luisito Mercedes, en la misma sede del Ministerio, en protesta porque no se le han entregado los fondos para un torneo de béisbol que está en desarrollo.
Con cámaras y otros recursos tecnológicos, el dirigente habló enérgicamente y su accionar detuvo por varios minutos las labores. En definitiva, cuando se lesionan intereses…