Santo Domingo.-Para él, “los insectos son reyes en la tierra, ya que existen desde hace 250 millones de año y el hombre con apenas cinco en el planeta, por querer controlarlos está cavando su tumba, disminuyendo la capacidad de vida con el uso de agroquímicos que dañan el ambiente, el suelo y los alimentos”.
La mirada a una fotografía observada fijamente por Blas Reynoso Salcedo, en su lugar de trabajo, nos llevó a descubrir a este biólogo, egresado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo en 1982, a quien se puede bautizar como: “Un defensor de la naturaleza”.
Este hombre canoso, con 64 años, de bajo perfil y estatura y que en sus uñas muestra el apego que tiene por la tierra, a la que se ligó desde niño con el cultivo y conservación de plantas en su ciudad: Salcedo, se ha dedicado siempre a cuidar el ecosistema en distintas vertientes.
Plantas costeras
Ha profundizado en el estudio de la vegetación en los 13 años que lleva en el Viceministerio de Recursos Costeros y Marinos, evaluando bosques y conformando viveros para desarrollar especies que están en peligro de extinción para reforestar otras zonas impactadas.
Al describir en su monitor las plantas de uno de los litorales marinos, Blas narró que trabajó por siete años como entomólogo para el Museo de Historia Natural, donde preparaba la colección y el desarrollo de insectos plagas, muchos de los cuales actuaban en vegetaciones ornamentales. Igual en la conservación de otras especies muertas para las colecciones de la posteridad.
El “Hiede vivo”
De ahí, que no vaciló en describir al chinche (Nezara viridula) conocido por “Hiede vivo” como un insecto cosmopolita que está por doquier y actúa en cualquier cultivo, como el arroz, en estado tierno, absorbiéndole parte de sus nutrientes.
“Está asociado a otros insectos del mismo grupo, aparece en campos y zonas urbanas.
En sus ciclos de vida pone bastante huevos, desarrolla sus larvas y va pasando por estadios ninfales que cambia en cinco ocasiones hasta llegar a adulto”, comentó.
Blas atribuyó su desagradable olor, similar al “grajo” al mecanismo de defensa que activa una vez lo tocan, aunque es inofensivo y servir de alimento a las aves. “Por eso nadie quiere que lo comparen con el “Hiede vivo”, añade.
Al hurgar sobre la vida de Blas, este contó que laboró por nueve años en el hotel Sheraton, en la supervisión de equipos para evitar su corrosión y cuidar el medio ambiente. Reveló que ha procreado dos hijos con su esposa, una estilista de belleza.
Sus prédicas
“Tengo un hijo que es ingeniero civil y aunque de una área opuesta, le digo que tiene que conocer la naturaleza antes de dar el primer picazo, para no destruir la vegetación ni impactar negativamente el hábitat de especies con sus obras, para conservar los ecosistemas”, cuenta Blas.
Al otro vástago, ingeniero industrial, le advierte del impacto de la “lexiviación” de las aguas con las tintas y otras sustancias que dañan a los ríos y arroyos o lagunas y le insiste en que hay que curarlas a través de plantas de tratamiento y que se puedan reciclar.
A las amas de casas les aconseja a reusar los desechos orgánicos como abono para las plantas y a su esposa le añade que no tire cabellos por doquier y a tener cuidado con los tintes y los hidróxidos de sodios que componen los champoo.