Redacción deportes.- Los Charlotte Hornets humillaron a los Minnesota Timberwolves, 102-135, el equipo de los españoles Ricky Rubio y Juancho Hernan Gómez, que acumula ya su novena derrota consecutiva y no consigue levantar cabeza a pesar del reciente cambio de su entrenador.
Los Hornets terminaron 33 puntos por delante de los Wolves, 102-135, en un partido que terminó prácticamente en el primer cuarto y en el que el escolta del equipo de Charlotte, Terry Rozier, se convirtió en el máximo anotador del partido, con 31 puntos, seguido de su compañero Gordon Hayward con 23.
En total, seis jugadores de los Hornets anotaron más de 10 puntos. Mientras, en los Wolves el máximo anotador fue el base español Ricky Rubio, con 20 puntos, seguido por Anthony Edwards con 19. Sólo cuatro jugadores de Minneapolis anotaron más de 10 puntos.
Tras el final del partido, Chris Finch, el nuevo entrenador de los Timberwolves, declaró en una rueda de prensa que la actuación de sus jugadores fue “inaceptable” y que a la vuelta de la semana de descanso que inician mañana los de Minnesota, habrá cambios y que jugarán “los que quieran competir».
Desde que Finch llegó al equipo en sustitución de Ryan Saunders el 21 de febrero, los Timberwolves han perdido los cinco partidos que han disputado, lo que les ha hundida aún más en el último lugar de la tabla, con 29 derrotas y sólo 7 victorias esta temporada. Los cambios que anticipó Finch pueden ayudar al alero Juancho Hernangómez que sólo ha jugado 10 minutos en los últimos cuatro partidos.
El partido no empezó mal para los Wolves. El combo Rubio y Karl-Anthony Towns (KAT) funcionaba desde la primera jugada, en la que el base español le daba una asistencia al pívot que anotaría dos puntos tras machacar el aro.
Rubio creaba oportunidades para su jugadores y anotaba. En los primeros cuatro minutos, el base de El Masnou acumuló 7 puntos, 6 de ellos con dos triples, y 4 asistencias. En frente, sólo Hayward y LaMelo Ball funcionaban.
El resultado era que antes de llegar a la mitad del primer cuarto, los Wolves acumulaban una ventaja de 11 puntos, 21-10. Cuando llegó la primera rotación del equipo de Minneapolis, la distancia se había reducido a 4 puntos, 23-19, tras una serie de errores en defensa y ataque.
Con los jugadores del banquillo, los Wolves empezaron a cometer más errores y los Hornets consiguieron empatar el partido cuando faltaban 38 segundos para el final del primer cuarto, 33-33.
Dos nuevos errores de los Wolves permitieron que los Hornets acabasen por delante, 33-36, al final del primer periodo. La fragilidad de los Timberwolves, el equipo más joven y la peor defensa de la NBA en esta temporada, hizo imposible que recuperase el terreno perdido en el primer cuarto.
Lenta pero de forma inexorable, Rozier, Ball, Hayward y Malik Monk aprovecharon los sucesivos errores de los de Minnesota para agrandar la distancia en el marcador. Al llegar al descanso, el marcador era 56-62.
En el tercer periodo, los Timberwolves recibieron 36 puntos y sólo hicieron 20, lo que colocó un 76-98 en el luminoso.
Fue en ese tercer periodo cuando se pudo ver a los jugadores de Minneapolis caminar cabizbajos hacia su entrenador en un tiempo muerto y Rubio, que estaba en el banquillo, intentando animarlos. La situación no mejoró en los últimos 12 minutos, en los que los Wolves recibieron 37 puntos y anotaron 26. Al final, los Wolves hicieron sólo dos triples (Rubio y KAT) de los 12 que intentaron, un 16,7 % de acierto.
En los tiros de campo, el porcentaje fue también raquítico- un 35,7 %. En frente, los Hornets terminaron el partido con 6 triples de 11 intentos (54,5 %) y un 50 % de tiros de campo.