¿Qué trae 2019 para la economía global?
Sin duda se ven nubes en el horizonte, pero 2018 en su conjunto fue un año razonablemente sólido.
El crecimiento global probablemente fue de un 3,7%, según el Fondo Monetario Internacional, algo que sabremos con exactitud cuando todos los datos estén disponibles.
Es probable que las dos mayores economías del mundo muestren que tuvieron tasas respetables de expansión.
La más grande de todas, Estados Unidos, tuvo dos trimestres saludables a mediados del año pasado. La información sobre el desempeño de los últimos tres meses llegará hacia finales de enero, y aunque podrían mostrar un poco de desaceleración, es probable que el total anual muestre una fuerte expansión cercana al 3%.
En el caso de China, la desaceleración -después de tres décadas de impresionante crecimiento- continúa. Pero es probable que se acerque a un 6,6% al cierre de 2018, más que suficiente para generar una significativa mejoría en el estándar de vida promedio.
La mayor parte de las proyecciones sugieren que la recuperación después de la gran recesión de hace una década seguirá por poco más de un año.
¿Cuáles son entonces los grandes riesgos que acechan a la economía global?
«Trumponomics»
Es probable que el crecimiento de la economía estadounidense sea menor.
La expansión en 2018 reflejó el recorte de impuestos del presidente Donald Trump. Actualmente existe un debate sobre si el impacto de la medida durará más tiempo.
¿Tendrá un impacto que desaparecerá rápidamente, o tendrá un efecto duradero con impulso en el empleo y la inversión?
Esa es una de las dudas sobre la política económica de Trump, llamada informalmente en inglés «Trumponomics».
También hay que considerar el efecto de las decisiones de la Reserva Federal (Fed), el banco central estadounidense.
¿Seguirá subiendo las tasas de interés para mantener la inflación cercana al 2%, en línea con el camino que siguió en 2018?
El presidente Trump ciertamente cree que la Reserva Federal puede dañar el crecimiento.
Es, según sus propias palabras, «el único problema que tiene nuestra economía».
En varias ocasiones ha hecho comentarios similares, al punto que su secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, salió a decir que el presidente no tiene contemplado retirar de su puesto al presidente de la Fed, Jerome Powell.
Tampoco está claro si él tiene la autoridad para tomar esa medida, pero sin duda podría no darle otro período en su cargo, cuando éste expire en 2022 (si todavía es presidente para esa fecha).
En cualquier caso, la sola idea de que el presidente tome esa decisión (considerada por muchos como una intervención en la Fed), tiene el potencial de inquietar a los mercados financieros.
El Congreso le da a la Fed la responsabilidad de dirigir la política monetaria, una tarea que incluye el manejo de la tasa de interés.
La visión más extendida entre los economistas es que mantener la política monetaria alejada del terreno político es mejor en el largo plazo para el control de la inflación.
Pero hay otro aspecto de la política económica del presidente Trump que podría debilitar el crecimiento económico: el comercio internacional.
¿Viene una escalada de aranceles?
Estados Unidos está embarcado en una gran confrontación con China, porque el presidente Trump considera que el país asiático le roba tecnología a las empresas estadounidenses que hacen negocios en su territorio.
Está previsto que en tres meses más, los aranceles que su gobierno le ha impuesto a una amplia gama de productos chinos suban de 10% a 25%.
Es posible que China responda imponiendo restricciones a los productos estadounidenses, tal como lo hizo en 2018.
Es verdad que los presidentes Trump y Xi han estado en negociaciones y es posible que una escalada arancelaria no se concrete.
Pero sin duda eso no está asegurado.
Y por otro lado está el tema de los aranceles al acero y aluminio (impuestos por EE.UU. bajo el argumento de proteger la seguridad nacional), que ha afectado a un número importante de sus socios comerciales.
La perspectiva de que continúen las tensiones comerciales es un riesgo significativo para el panorama económico mundial.
La desaceleración de Europa
Europa tiene sus propios problemas.
Los datos económicos relativos al tercer trimestre del año pasado arrojaron una pronunciada desaceleración del crecimiento de la eurozona.
Una parte del problema podría deberse a efectos de corto plazo derivados de nuevos controles a las emisiones contaminantes de vehículos, que tuvieron un efecto negativo en la industria automotriz.
Pero podría tratarse del inicio de una menor recuperación económica que, además, nunca fue particularmente fuerte.
Una encuesta de la industria manufacturera en la región mostró que la desaceleración continuó en diciembre, con la contracción de dos economías: Italia y Francia.
Y además, Europa tiene su propio desafío comercial del cual preocuparse: Brexit.
Se prevé que Reino Unido se retire de la Unión Europea el 29 de marzo. Hay varios posibles efectos de esta decisión, uno de los cuales es que se produzca una disrupción del comercio entre Reino Unido y el bloque.
¿Se puede predecir que viene una recesión?
Los mercados bursátiles tuvieron un momento difícil hacia finales de 2018.
Muchos registraron grandes alzas al inicio del año, que luego terminaron revertidas. Con todo, fue el peor año para los mercados globales (y muchos individuales) desde la crisis financiera de hace una década.
Una caída en el precio de las acciones puede ser una señal de alerta de que vienen mayores problemas económicos y, en ocasiones, incluso una recesión.
Pero el precio de las acciones no es una señal confiable de que se aproxima una recesión.
Como dijo bromeando el ganador del premio Nobel de Economía, Paul Samuelson: «Los índices de Wall Street predijeron nueve de las últimas cinco recesiones».
El mercado puede dar falsas alarmas.
En particular, el mercado de bonos, donde se transaccionan las deudas corporativas y gubernamentales, también ha estado cerca de lanzar una advertencia sobre el panorama económico estadounidense.
Un fenómeno conocido como «la curva de Yield», ha sido un predictor más confiable de una recesión, aunque no es muy preciso respecto a cuándo podría ocurrir.
A pesar de aquello, hay economistas que piensan que Estados Unidos se puede estar acercando a una recesión en 2020.
Nouriel Roubini, quien predijo la gran crisis financiera, es uno de ellos.
También advierte que la próxima recesión será más difícil de manejar para el gobierno y la Fed.
China también tiene cosas de qué preocuparse, en el contexto de un alza de la deuda pública y privada que podría socavar la estabilidad financiera del país.
Encuestas sobre los flujos comerciales muestran que en diciembre bajaron las órdenes para productos manufacturados, por primera vez en dos años.
En este escenario global, hay razones bastante claras para decir que el panorama económico es difícil de interpretar y se ha tornado más borroso que en los últimos años.