En la gran mayoría de los deportes se pueden realizar vaticinios con elevadas probabilidades de acertar, pero el béisbol está ubicado entre los más difíciles para predecir resultados, por muy superior que luzca una novena sobre otra.
Sin embargo, en el caso de los Gigantes del Cibao, que esta noche debutan en la Serie del Caribe que tendrá como sede el estadio Quisqueya, se puede apostar peso a morisqueta que se proclamarán campeones.
El equipo dominicano ha sido uno de los mejor estructurados de todos los tiempos, por lo que se proyectan como ganadores antes de comenzar.
Una alineación integrada por jugadores de la categoría de Robinson Canó, Marcell Ozuna, Moisés Sierra, Hanser Alberto, Henry Urrutia, José Sirí y Juan Francisco, entre otros, llena de terror a los contrarios.
Si el staff de lanzadores, en especial el relevo, realiza un trabajo adecuado, que nadie se haga ilusiones de vencer a los Gigantes.
No se puede ser absolutista, porque de cualquier yagua vieja sale tremendo alacrán, pero en esta ocasión no creo que aparecerán yaguas ni alacranes.
Esta es una Serie del Caribe que necesita el respaldo de los fanáticos, los que tradicionalmente no han asistido en masa al estadio, incluso hasta cuando han participado equipos con mayor tradición y seguimiento, como Águilas, Tigres y Leones.
Los organizadores están a tiempo de realizar una agresiva campaña publicitaria para interesar a los fanáticos a respaldar el espectáculo, en el que también competirán Puerto Rico, Venezuela, México, Colombia y Panamá.
No hay duda de que, si se lo proponen, pueden lograr ese objetivo mediante incentivos a los aficionados.
RADARES.-Solo cuando se realizan eventos internacionales, las instalaciones deportivas logran mejoras sustanciales en sus estructuras y aspecto físico.
Eso ha ocurrido en el estadio Quisqueya, que por ser sede de la Serie del Caribe, ha sido dotada desde modernas luces led, mejoría en el terreno, y hasta en las áreas de estacionamiento… Seguir ignorando a figuras como Barry Bonds, Sammy Sosa, Rogers Clemens y Curt Schilling, entre otros, es un error que tarde o temprano pasará factura.