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Los esposos que fueron rescatados de entre los escombros del Jet Set: "Hablé con Dios. Le dije: Señor, hágase tu voluntad"

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Marisol quedó atrapada entre los escombros. "Al lado estaba mi marido con una pared en su espalda", cuenta.

Se vistieron de fiesta para ir a bailar a la conocida discoteca Jet Set de Santo Domingo, en República Dominicana.

Víctor iba de traje y sombrero. Sería una noche muy especial porque actuaba el cantante Rubby Pérez, un ícono del merengue dominicano que, como ellos, participaba en el club de los Haineros Dorados, un grupo de amigos retirados dispuestos a disfrutar la vida.

Marisol llevaba un vestido negro con bordados del color de la arena de playa. Se veía linda, tan linda como hace 37 años cuando comenzaron un romance que los llevó a compartir toda una vida que estuvo a punto de acabarse en la madrugada del 8 de abril, cuando a las 12:44, el tiempo se detuvo.

Era uno de esos famosos Lunes de Merengue de la discoteca Jet Set, donde llegaron junto a otros 22 amigos a "gozar la vida".

Estaba Rubby Pérez cantando en el escenario cuando Marisol Chala vio que caía un poco de agua desde el techo y se lo comentó a su esposo. Estaban en eso, cuando el techo de la discoteca se vino abajo.

No hubo tiempo de hacer nada. De un segundo para otro se oyó un estruendo y los trozos de cemento cayeron sobre las cientos de personas que esa noche estaban en el Jet Set.

Tras el derrumbe, hubo un instante de silencio y comenzaron los gritos. Marisol quedó atrapada entre los escombros desde las rodillas hacia abajo. "Al lado estaba mi marido con una pared en su espalda, pero estaba oscuro, no se veía nada".

"Yo pregunté, 'Víctor, Víctor, ¿dónde tú estás?'. Y él me contestó: 'Estoy aquí'".

Pasaba el tiempo, cuenta Marisol, y como él ya no contestaba, ella comenzó a gritar: "¡se murió mi marido!, ¡se murió mi marido!"

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Pero una joven, que también estaba atrapada entre los escombros, le dijo que se quedara tranquila, que su esposo aún estaba vivo. "La muchachita me dice: 'Se está moviendo'".

"Quedé completamente enterrado"

Marisol y Víctor ven hacia afuera desde un balcón

Los dedos de una mano era lo único que podía mover Víctor de la Cruz tras quedar sepultado bajo los escombros.

"Sentí un golpe en la cabeza y solo me acuerdo que caí boca abajo con la nariz pegada al piso. Quedé completamente enterrado y apenas podía respirar", dice en conversación con BBC Mundo en su casa de Bajos de Haina en Santo Domingo, tras regresar del entierro colectivo de varios de sus amigos con los que esa noche había salido a bailar.

Cuando estaba bajo los escombros, llegó un momento en el que Víctor sintió que se estaba apagando y ya ni siquiera podía contestar los llamados de su esposa.

"Hubo un momento en el que yo hablé con Dios. Le dije: 'Señor, hágase tu voluntad'. Recé el último Padre Nuestro y me preparé para recibir mi llamado hacia la otra vida. Le dije a mi esposa: 'Mari, adiós'".

Tras esa despedida, Víctor sintió un movimiento en la pared que lo estaba aplastando. Eran dos policías que habían llegado a rescatarlo. Al principio no pudieron mover el bloque de cemento, pero al tercer intento, lo lograron.

Marisol viendo su celular sentada junto a Víctor

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