Los detalles en el análisis económico

Los detalles en el análisis económico

Los detalles en el análisis económico

Daris Javier Cuevas, columnista en el periódico El Día.

La mejor forma de preparar un informe económico es sustentar el mismo en analizar a profundidad las causas y efectos de las variables que determinan el comportamiento de la actividad económica.

En adición, se procura determinar la relación intima que se produce entre los diferentes sectores de la economía e identificar todos los componentes que inciden en la dinámica sectorial y global.

Si en un análisis del comportamiento de la economía se pondera la relevancia del Producto Interno Bruto (PIB), lo primero a destacar es que esta variable conlleva la medición de la renta de todos componentes de la economía, es decir, el gasto total de la producción de bienes y servicios.

Establecido esto, entonces, es fundamental precisar que existe un PIB nominal el cual es la valoración de los bienes y servicios a precios corrientes; mientras que el PIB real es la valoración a precios constantes.

Es importante observar esa diferencia del PIB en los informes económicos por que en esos detalles es que aparecen las manipulaciones estadísticas de manera frecuentes. Pues resulta que el PIB real solo aumenta cuando en la economía aumenta la cantidad de bienes y servicios, sin embargo, el PIB nominal puede aumentar, cuando aumenta la producción o cuando se produce un incremento en los precios.

Es válido precisar que en una economía con frecuencia se registran fluctuaciones de la actividad económica en el corto plazo, las cuales resultan más precisa si son medibles por el PIB real, el IMAE puede ser de gran utilidad si responde a ese criterio.

Y ha de ser así, ya que cuando se produce una contracción en el crecimiento del PIB, esto se expresa en una disminución en la inversión y en el consumo, lo que se expresa de manera feroz en un incremento del nivel de desempleo.

No se debe soslayar que, en el marco de las variables macroeconómicas, el PIB es la más importante ya que éste mide la producción total de bienes y servicios, a valor de mercado de un país, dentro de sus límites geográficos, para un período determinado, lo cual se mide a precio de mercado para cada bien o servicio que se produzca en la economía.

Ahora bien, dado que existe una variación de precios de los productos entre los diferentes países, se da por entendido que la mejor manera de hacer un comparativo más objetivo del PIB es estableciendo una serie de referencia de precios internacionales los cuales valoran el consumo y la producción de cada país a lo cual se denomina la paridad del poder adquisitivo, lo que implica el uso de una moneda común, puede ser el dólar, para poder valorar el desempeño económico de un país con otro, pues de no ocurrir así, entonces, las comparaciones que habitualmente se hace del crecimiento del PIB con otros países es sin sentido, viciada y errónea.

Bajo el enfoque planteado es que se puede precisar que el crecimiento económico se refiere a la expansión que registra el PIB en un momento específico, pero que cuando esto se produce la cantidad de bienes y servicios aumentará como tal.

Por el contrario, nos damos cuenta que el PIB no está creciendo cuando los bienes y servicios que el consumidor demanda son precarios para encontrarlos, por tanto, es más fácil percibir la desaceleración que la expansión.

He sido reiterativo en afirmar que desde que la economía inició el proceso dinamismo pospandémico, lo que hay es una recuperación gradual, entendido dentro del ciclo económico, la cual se ralentiza y se acelera en determinadas etapas fruto del entorno económico que se ha construido.

Pues resulta que mientras en una economía prevalezcan altos niveles de inflación, desempleos significativos, vulnerabilidad y baja productividad, no se puede hablar de una recuperación total ni mucho menos de estabilidad macroeconómica.

Un análisis económico de calidad ha de fundamentarse en una valoración objetiva de la situación económica y financiera interna y externa, así como los riesgos que amenazan a la economía en el corto y mediano plazo, no ser concluyente con los resultados coyunturales y crear expectativas de haber logrado la estabilidad de precios.

Pues cuando no es palpable, entonces, todo se queda en el plano de la especulación y dar paso a la perdida de la frágil credibilidad.

Es de rigor prestar la mayor atención a los factores que generan perturbaciones y que puedan afectar la economía en el corto plazo.

Es por ello que se ha de tener el mayor cuidado posible cuando se establece la relación deuda/PIB ya que este coeficiente lo único que nos indica el tamaño porcentual de la deuda en relación al PIB, pero nada refleja la capacidad de pagar la deuda, ya que esta última depende de la capacidad de recaudación, esto es, la presión tributaria.



Daris Javier Cuevas

Economista-Abogado Máster y Doctorado en economía Catedrático de la UASD

Noticias Relacionadas