Cualquier empresa hace mayor énfasis en los renglones que producen los mejores resultados.
El deporte se puede definir como una empresa que busca sacar el máximo provecho con la mínima inversión económica.
Está harto demostrado que los deportes de combate representan para República Dominicana una excelente inversión con relación a otras disciplinas.
Solo hay que hacer una simple comparación de los logros históricos obtenidos en la casi totalidad de sus participaciones en eventos internacionales, con relación a los recursos invertidos.
Los desembolsos que se hacen aquí en los deportes de combate son mínimos, y los buenos resultados son responsabilidad del coraje, del extraordinario esfuerzo y las capacidades de sus atletas.
Países como el nuestro deben imitar a otros, que dan prioridad, mediante una mayor inversión, a los deportes donde demuestran tener más fortalezas.
No se explica cómo se sigue insistiendo en realizar inversiones extraordinarias en deportes de conjunto, cuando de antemano se sabe que los resultados serán deficientes por la poca potencialidad de las selecciones nacionales.
Si se dedicara más recursos a los deportes de combate y otros que han tenido buenas actuaciones, la posición del país en eventos de primer orden sería diametralmente opuesta a lo que ha venido ocurriendo.
Nuestros dirigentes son tercos, porque nadie puede sacar provecho a los pobres resultados de algunas disciplinas.