La vida nos premia con grandes cosas, una de ellas en sí misma es la vida. Estar vivo significa que soy un ser importante en la creación de Dios.
La vida está llena de detalles, es como una explosión de pintura donde cada cuadro nos muestra diferentes momentos creativos del pintor. Esa es muestra vida en diferentes cuadros, que son los momentos que vivimos.
Leyendo la vida de Cristo en el evangelio de Juan, nos muestra varios cuadros diferentes de la obra de Jesucristo.
Cuando sana al hijo de un noble.
Entonces Jesús le dijo: si no viereis señales y prodigios, no creeréis.
El oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera. Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue.
Un momento sublime en la obra de Jesús fue con la mujer adúltera, que la acusaban para tentar al maestro, su repuesta fue esta: enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.
También Jesús como buen pastor: Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen.
Cuando Tomás le preguntó: ¿Cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Otro cuadro de dolor y sufrimiento fue su última palabra en la cruz, que dijo: consumado es. Todos estos cuadros de la vida de Jesús tenían un propósito, de mostrar el gran amor de Dios para con los hombres.