Cristianos con mascarillas como precaución contra el coronavirus, sentados con distanciamiento social, durante una misa de Pascua en la sede de la Iglesia del Evangelio Completo de Yoido en Seúl, Corea del Sur, el domingo 4 de abril de 2021. (AP Foto/Lee Jin-man)
CIUDAD DEL VATICANO. — Los cristianos de todo el mundo celebraban la fecha más alegre de su calendario litúrgico, sentados en bancos alejados unos de otros mientras entonaban cánticos de “Aleluya” a través de las mascarillas, en su segundo Domingo de Pascua condicionado por las precauciones contra la pandemia.
Desde las iglesias protestantes en Corea del Sur a la Basílica de San Pedro en el Vaticano, los fieles siguieron las normas locales o nacionales para frenar los contagios del coronavirus.
En la región italiana de Lombardía, donde estalló la pandemia en Occidente en febrero de 2020, un hospital repartió pasteles tradicionales con forma de paloma que simbolizan la paz a todos los que acudieron para recibir una vacuna del COVID-19. Muchos de los que llegaban eran octogenarios, acompañados por hijos adultos.
En Jerusalén, las restricciones de viajes aéreos y cuarentenas impidieron que los peregrinos extranjeros llenaran los lugares de culto durante la Semana Santa, que culmina con las celebraciones de Pascua.
Dentro de la Basílica de San Pedro, el papa Francisco esparció humo de incienso junto a un icono de Jesús y deseó “que la alegría de Pascua se extienda al mundo entero”. Los aproximadamente 200 fieles que pudieron asistir parecían perdidos en la gran basílica. Normalmente, miles de personas asistirían al popular servicio, y una multitud se reuniría ante la Plaza de San Pedro.
En algunas ocasiones se han congregado más de 100.000 personas para recibir la bendición especial de Pascua después de la eucaristía. Pero este año, como el pasado, las aglomeraciones estaban prohibidas en Italia y en el Vaticano.
De modo que el discurso de mediodía de Francisco se planificó dentro de la Basílica. Decidido a combatir los contagios que llevan semanas al alza, el gobierno italiano ordenó a la gente que se quedara en casa durante el fin de semana de tres días salvo por recados esenciales como comprar comida o hacer ejercicio.
El primer ministro, Mario Draghi, sí hizo una concesión al permitir una visita diaria a familiares o amigos en viviendas particulares durante el fin de semana, que incluye el feriado nacional del lunes.
En Jerusalén, la misa de Pascua en la Iglesia del Santo Sepulcro fue oficiada por el patriarca latino Pierbattista, el clérigo católico romano de más categoría en Tierra Santa. Muchos cristianos creen que Jesús fue crucificado y sepultado antes de resucitar en la zona histórica de Jerusalén.
Israel ha gestionado una de las campañas de vacunación más exitosas del mundo, que permitió al país reabrir restaurantes, hoteles y monumentos. Israel capturó el casco viejo de Jerusalén, donde hay lugares sagrados del islam, el cristianismo y el judaísmo, en una guerra en 1967 y después se lo anexionó en una decisión no reconocida por la comunidad internacional.
En Corea del Sur, la Iglesia del Evangelio Completo de Yoido, la iglesia protestante más grande del país, admitió sólo a 2.000 fieles en la misa de Pascua, o en torno al 17% de la capacidad de su templo principal.
Los fieles, con mascarilla, cantaron himnos, dieron palmadas y rezaron en un servicio emitido a través de internet y en televisoras cristianas. La catedral católica de Myeongdong, en Seúl, el templo católico más grande del país, limitó la asistencia a la misa al 20% del aforo y emitió el servicio religioso a través de YouTube.
En la región sureña de Puglia, el gobernador y muchos alcaldes instaron a los fieles a quedarse en casa y ver la eucaristía por televisión.
Es una de las muchas regiones italianas bajo las restricciones más estrictas debido a la tasa de contagios de COVID-19. Muchos italianos tienen la tradición de asistir a la misa de Vigilia del sábado por la noche. Pero el país está bajo un toque de queda de 22:00 a 05:00, de modo que las iglesias adelantaron varias horas la ceremonia.
Las campanas de las iglesias italianas convocaron a la gente inusualmente pronto, antes del atardecer en algunos lugares.
La escena era similar en Francia, aún conmocionada por una demoledora ola de contagios que ha abrumado hospitales ya al límite.
Algunas iglesias celebraron su misa, normalmente de medianoche, justo antes del amanecer del domingo en lugar del sábado por la noche debido al toque de queda nacional de 19:00 a 06:00.