Claudio Caamaño Vélez.
El precio de los combustibles se compone de varios elementos. Por ejemplo la gasolina premium, que cuesta RD$293.60: el precio de paridad de importación es RD$157.47 (lo que cuesta la puesta en suelo dominicano); luego están RD$97.04 de impuestos; y RD$42.59 de comisiones y ganancias de transportistas, dueños de marcas y bombas.
Los combustibles son un importante medio de recaudación del Estado, pero a la vez son un eje transversal del desarrollo y crecimiento económico.
Son un arma de doble filo, que a la vez que ayudan al Estado a captar recursos, su precio incide en la actividad económica. Un aumento en los combustibles favorece el desaceleramiento económico, y por ende en una disminución de las recaudaciones del Estado.
Es cierto que nosotros no producimos petróleo, y que el precio del petróleo es uno de sus componentes, pero hay otros componentes donde se pueden hacer ajustes. Sobre todo, hay sectores que reciben grandes cantidades de combustible exonerado de impuestos, y otros temas más espinosos.
Sería importante pensar seriamente en una reforma a la ley que regula el precio de los combustibles, y sobre todo una reforma al negocio de los combustibles.
Mientras algunos, los que menos pueden, van cargando pesado, otros, los que más pueden, la llevan ligera; e incluso están los que se frotan las manos como las moscas.
Es necesario nivelar la carga para poder salir a camino y que no se vaya a derrengar el burro.
