Hasta ahora se conocía poco sobre los mecanismos que causan esa muerte neuronal y cuáles son las posibilidades de revertirla y optimizar su viabilidad para trasplantes.
Tradicionalmente se ha pensado que la muerte en el organismo humano se produce cuando cesa la actividad circulatoria, respiratoria o cerebral.
Aunque después de la muerte muchos órganos de donantes se pueden trasplantar, utilizando técnicas para alargar su viabilidad, los tejidos del sistema nervioso central dejan muy pronto de ser viables después de que cesa la circulación sanguínea.
Y esto impide que puedan usarse para trasplantes.
Los riñones, por ejemplo, pueden permanecer viables fuera del cuerpo entre 24 y 36 horas. Pero los tejidos del sistema nervioso central, las miles de millones de neuronas que transmiten información sensorial como señales eléctricas, pierden su potencial para trasplante muy rápido después de la muerte.
Hasta ahora se conocía poco sobre los mecanismos que causan esa muerte neuronal y cuáles son las posibilidades de revertirla y optimizar su viabilidad para trasplantes.
Pero ahora un equipo de investigadores del Centro del Ojo John A Moran de la Universidad de Utah, Estados Unidos, asegura que lograron «revivir» las células neuronales encargadas de la detección de la luz en retinas de donantes muertos.
En el estudio, publicado en la revista Nature, los científicos describen cómo usaron esas retinas para investigar cómo podrían revivir las células asociadas con la vista, las llamadas células fotoreceptoras.
Y además de «revivir» las células después de la muerte del donante, también lograron reestablecer la comunicación entre ellas.
«Pudimos despertar las células fotorreceptoras en la mácula humana, que es la parte de la retina responsable de nuestra visión central y nuestra capacidad de ver detalles finos y colores», explicó en un comunicado la científica del Centro del Ojo Moran, Fatima Abbas, la autora principal del estudio.
«En los ojos obtenidos hasta cinco horas después de la muerte de un donante de órganos, estas células respondieron a la luz brillante, luces de colores e incluso destellos de luz muy tenues», agregó.
Como le dijo a BBC Mundo el oftalmólogo Santiago Abengoechea, especialista en retina y tratamientos para la degeneración macular del Centro de Oftalmología Barraquer, en España, el estudio «abre un abanico de posibilidades terapéuticas futuras«, específicamente para enfermedades de la mácula, como la degeneración macular asociada a la edad.
El papel del oxígeno
Para el estudio los investigadores utilizaron retinas, como modelo del sistema nervioso central, recolectadas de humanos y ratones muertos.
Descubrieron que podían «despertar» las células fotorreceptoras, células que detectan la luz y nos permiten ver, hasta cinco horas después de la muerte de un donante de órganos.
Las células podrían responder a la luz brillante, luces de colores e incluso destellos de luz muy tenues.
Pero encontraron problemas. Descubrieron que las células fotorreceptoras no podían comunicarse con otras células en la retina y determinaron que el factor crítico que conducía a esta falta de comunicación era la falta de oxígeno.
Para superar este problema, los investigadores lograron obtener ojos de donantes con menos de 20 minutos desde el momento de la muerte, y diseñaron una unidad de transporte especial que proporcionaba a los ojos donados oxígeno y nutrientes.
Con este enfoque, descubrieron que podían hacer que las células de la retina se comunicaran de la misma manera que lo hacen en los cuerpos vivos.
«Pudimos hacer que las células de la retina hablaran entre sí, de la misma forma que lo hacen en el ojo vivo para mediar en la visión humana», explicó en un comunicado Frans Vinberg, otro de los autores del estudio.
«Estudios anteriores han restaurado una actividad eléctrica muy limitada en los ojos de donantes de órganos, pero esto nunca se ha logrado en la mácula, (la parte de la retina responsable de nuestra visión central), y nunca en la medida que ahora hemos demostrado», agregó el investigador.
Qué significa
Los expertos afirman que el estudio es un avance muy importante por dos razones principales.
Ahora será posible estudiar la visión humana en formas que no se habían podido investigar realizando pruebas con animales en el laboratorio.
Pero aún más importante, la investigación podrá conducir a futuras nuevas terapias para enfermedades del ojo.
«Restaurar la actividad funcional de los fotorreceptores es un hallazgo sin precedentes que puede abrir la puerta a futuros tratamientos», le dice a BBC Mundo el oftalmólogo Abengoechea, del Centro de Oftalmología Barraquer.
«Hasta ahora, uno de los límites era marcado por el camino sin retorno de la falta de respuesta de los fotorreceptores».
El doctor Abengoechea, que es especialista en retina y tratamientos para la degeneración macular, una enfermedad que es la principal causa de pérdida de la visión en personas mayores de 60 años, asegura que esta investigación abre la puerta a una amplia gama de potenciales tratamientos.
«El hecho de haberse podido observar esta ‘vuelta a la actividad’ en una parte fundamental de la retina como es la mácula, es clave de cara a poder restaurar la visión en patologías tales como las distrofias o la degeneración macular», afirma el especialista.